Empezamos la oración de hoy. Es
momento de relajarnos, respirar despacio, ir entrando en la presencia de Dios,
también con nuestros sentidos, poniendo todo nuestro ser en Él. Invocamos al
Espíritu Santo para que nos ayude a hacer oración y a San José y la Virgen,
maestros en esto de orar.
La semana avanza, también nos
acercamos sin darnos cuenta al final del año natural. Termina también el año de
la misericordia… todo lo que hay aquí se pasa, también las cosas que nos ayudan
a acercarnos al Señor. Todo lo vamos dejando atrás mientras nosotros seguimos
adelante intentando crecer en nuestra vida de fe.
Y hoy las lecturas nos invitan a
seguir caminando, sin detenernos, sin desviarnos… porque Jesucristo nos indicó
el camino a seguir; el camino del amor. Y de eso debemos ocuparnos: cumplir los
mandamientos, que son normas de amor, para ser felices y hacer felices a los
demás y para poder vivir una vida de intimidad con el Señor. “Estad en guardia”
porque el día que esto termine lo que importará es haber cumplido esto. Haber
vivido desde el amor. No seamos como los personajes que Jesús nos pone de
ejemplo, que olvidaron los mandatos de Dios y perecieron. Parece muy crudo pero
ese el esfuerzo que tenemos que hacer. Permanecer en los caminos del Señor, que
nos acompaña siempre, al igual que nuestra madre y nos espera cuando nos
desviamos un poco.
Podemos volver a leer el salmo, que
es alabanza y petición a Dios para que nos conceda la gracia de no alejarnos de
Él.
Concluimos la oración dando gracias
por este ratito que hemos pasado en compañía de Jesús, haya pasado lo que haya pasado
interiormente y pedimos que lo que hemos rezado seamos capaces de vivirlo al
salir de la iglesia.