27 noviembre 2016. Domingo de la primera semana de Adviento (Ciclo A) – Puntos de oración

Comenzamos un nuevo año litúrgico, y la Iglesia suele invitarnos a ponderar lo que será el fin del mundo, cuando vuelva definitivamente Jesucristo. Lo hace así para que nos preparemos adecuadamente.
La pregunta nos surge en automático: ¿cómo hacerlo?
Creo que la segunda lectura que hemos escuchado nos ha dado la clave para ello: Abandonando las obras de las tinieblas, y vistiéndonos de las armas de la luz... Como en pleno día procedamos dignamente; basta ya de excesos en la comida y en la bebida, basta ya de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revistámonos del Señor Jesucristo...
El P. Morales en una de sus obras se hace eco de estas palabras, y nos invita a vivirlas con la mayor plenitud posible. Permitidme que me haga eco de ellas:
· "Hora es ya de despertar del sueño": Hora es ya de que cada uno de nosotros sacudamos el letargo en que podemos encontrarnos... Hora es ya de olvidarnos de nuestros problemillas para dejarnos obsesionar por el gran problema: ¡Un mundo que necesita un salvador: «Despierta, Señor, tu poder y ven a salvarnos.» Hora es ya de superar nuestras pequeñeces ridículas, de nuestras preocupaciones tontas, de nuestras niñerías espirituales. Hora es ya de despertar del sueño y empezar a ser santos ¡Madre, hazme despertar del sueño...! ¡Sacúdeme para que no siga dormitando...! Quiero decirte con San Bernardo: «Es ya tiempo de que yo deje de jugar a la vida y me ponga a vivir realmente... Voy en busca de Dios, voy a hacerme santo; para eso fui creado.»
· "La noche va pasando": Noche sobre el mundo que va destruyéndose hasta consumarse la catástrofe final que nos anuncia el Evangelio: «Habrá señales en el sol, luna, estrellas… y se secarán los hombres de espanto por el temor de lo que amenaza a todo el universo.» «No quedará piedra sobre piedra», ha estado repitiendo la Iglesia en estos últimos días del año litúrgico. Simbolizan el final de los tiempos, la liquidación de la historia humana y el comienzo de la eterna para unos y para otros. «E irán los justos a la vida eterna, y los réprobos al suplicio eterno.» Unas palabras finales nos aseguran que la noche de la muerte y de la destrucción acabará envolviendo todo lo que captan nuestros sentidos: «Los cielos y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará.»
· "El día se acerca": ¡El día de la eternidad..., el día del nacimiento de la vida eterna entre nosotros.., Dios niño en Belén que viene a buscarnos para arrastrarnos a lo definitivo y eterno. ¡Va a romper la aurora del gran día...!  La vida eterna aparecerá entre nosotros, nacerá en nuestros corazones.  Adviento es preparación para un doble nacimiento: histórico de Jesús en Belén; actual, en nuestros corazones. El día se acerca, el de nuestro nacimiento definitivo en Dios al verle cara a cara, cuando el alma victoriosa rompa las ataduras de cuerpo y vuele hacia Él.  «Ahora está más cerca nuestra salvación que cuando empezamos a creer.» Cuando empezamos a creer, éramos niños de pocos años. Ahora han pasado muchos. Nos queda menos para llegar al término. Dios, nuestra salvación, está más cerca, muy cerquita...  Quizá dentro de este Adviento, de esta Navidad, de este nuevo año de salvación.

· Santa María del Adviento, Reina y Madre nuestra; Queremos hacer nuestros los anhelos de Isaías..., y la purificación predicada por Juan Bautista, que nos prepara por caminos de penitencia al encuentro con Jesús, que nace. Queremos, sobre todo, el amor con que tú, con Dios en tu seno, te preparabas para el nacimiento. Que así sea.

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