25 noviembre 2016. Viernes de la XXXIV semana de T. O. – Sta. Catalina de Alejandría – Puntos de oración

Esto nos dice la Palabra de Dios hoy:
- …y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras. Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. (apocalipsis)
- Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte (salmo)
- El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán. (evangelio)
Toda la semana llevamos dándole vueltas a la esperanza. Cada párrafo del apocalipsis, los salmos y el evangelio de Lucas, nos han traído una palabra de esperanza, de consuelo, de paz. No nos hemos dejado llevar por las dificultades que se presentaban, las catástrofes, las persecuciones, los odios y crueldades, porque hemos ido palpando quién tiene la última palabra sobre todo acontecimiento: el Dios de la gloria. Hemos ido pasando por el corazón nuestra vida y la vida de los que queremos y hemos presentado al Señor cada situación, al hilo de la Palabra.
Os invito a leer esta descripción del sufrimiento del mundo que hace el Papa Francisco en su última carta titulada “misericordia et misera” ya que es la misma descripción del libro del apocalipsis en nuestro tiempo:
“… No tener trabajo y no recibir un salario justo; no tener una casa o una tierra donde habitar; ser discriminados por la fe, la raza, la condición social…: estas, y muchas otras, son situaciones que atentan contra la dignidad de la persona, frente a las cuales la acción misericordiosa de los cristianos responde ante todo con la vigilancia y la solidaridad. Cuántas son las situaciones en las que podemos restituir la dignidad a las personas para que tengan una vida más humana. Pensemos solamente en los niños y niñas que sufren violencias de todo tipo, violencias que les roban la alegría de la vida. Sus rostros tristes y desorientados están impresos en mi mente; piden que les ayudemos a liberarse de las esclavitudes del mundo contemporáneo. Estos niños son los jóvenes del mañana; ¿cómo los estamos preparando para que vivan con dignidad y responsabilidad? ¿Con qué esperanza pueden afrontar su presente y su futuro?”
Y os invito también a ver el camino que el Papa ofrece en la carta:
“…la consolación, enjugar las lágrimas, una palabra de ánimo, un abrazo que te hace sentir comprendido, una caricia que te hace percibir el amor, una oración que te permite ser más fuerte…. Y termina el Papa con un llamamiento: “estamos llamados a hacer que crezca una cultura de la misericordia”.
Es el tiempo de la misericordia, el que nos presenta esta última semana del año litúrgico y nos abre las puertas del adviento. Abrámonos desde la palabra de Dios de hoy a soñar y desear este tiempo, como lo sueña el Papa:
“…Este es el tiempo de la misericordia. Cada día de nuestra vida está marcado por la presencia de Dios, que guía nuestros pasos con el poder de la gracia que el Espíritu infunde en el corazón para plasmarlo y hacerlo capaz de amar. Es el tiempo de la misericordia para todos y cada uno, para que nadie piense que está fuera de la cercanía de Dios y de la potencia de su ternura. Es el tiempo de la misericordia, para que los débiles e indefensos, los que están lejos y solos sientan la presencia de hermanos y hermanas que los sostienen en sus necesidades. Es el tiempo de la misericordia, para que los pobres sientan la mirada de respeto y atención de aquellos que, venciendo la indiferencia, han descubierto lo que es fundamental en la vida. Es el tiempo de la misericordia, para que cada pecador no deje de pedir perdón y de sentir la mano del Padre que acoge y abraza siempre”

Que la oración de hoy te llene se deseos…

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