Esta tarde iniciamos una tanda de EE
para personas adultas, colaboradores y amigos. Vamos a tenerlos presente a lo
largo de este fin de semana, ¿os parece?
La oración de cada día es la
prolongación de los Ejercicios espirituales. Es el alimento del alma. A lo
mejor has pasado una mala noche. Es el momento del amanecer y saber que estamos
en las manos de Dios. ¡Qué bien iniciar el día de este viernes de noviembre
calentándonos junto a la hoguera incandescente del Corazón de Cristo! ¿Te has
quemado alguna vez? Por lo menos vamos a calentarnos para no dejarnos
impresionar por la ráfaga de viento gélido que se esfuerza en dejar helada la
huella de Dios
Leemos hoy en el Evangelio: “…Jesús
entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: “Está
escrito Mi casa será casa de oración”, pero vosotros la habéis hecho una “cueva
de bandidos”.
Jesús, entra con autoridad y les
echa, hablando y actuando. Porque el templo, el lugar de oración, la familia,
el ámbito de nuestra profesión… se ha convertido en un lugar donde Dios apenas
cuenta para nada, le hemos echado para escuchar y dejarnos seducir por frases
sonoras del siglo XIX, “Dios ha muerto” mejor, lo “hemos matado”. Y esto se
repite continuamente. Dios estorba y hay que borrar toda huella que hable de
Él.
Jesús no se cansa de enseñar: “Todos
los días enseñaba en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los
escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él… (darle muerte)
pero no sabían cómo hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él,
escuchándolo.”
Que en estos minutos de oración
estemos pendiente de él, mirándole, escuchándole. Dejándonos quemar por él. Así
le descubriremos en todos los acontecimientos que hoy nos sucedan y le veremos
en las personas con que nos crucemos por la calle o convivamos con ella.
Santa María del Adviento, queremos
ver a Jesús.