Lectura del libro del Apocalipsis (14,
1-3. 4b-5)
Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero
estaba de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que
llevaban grabado en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también
como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno
poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras. Estos siguen al Cordero
adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres
para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.
Salmo responsorial (Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6)
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
R. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la
llena, el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.
El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R.
Ése recibirá la bendición del Señor, le
hará justicia el Dios de salvación.
Esta es la generación que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Esta es la generación que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21, 1-4)
En aquel tiempo, alzando Jesús los
ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también
una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo: «En verdad os digo que esa
viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los
donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo
lo que tenía para vivir».