Comienza tu oración
poniéndolo todo en manos del Señor, ofreciéndole todo el día y pidiéndole al
Espíritu Santo que te enseñe a orar. Quédate 5 minutos, suplicándole que te
acompañe durante todo el día para buscar, así, la voluntad de Dios en los
pequeños detalles de cada día. Termina esta introducción con la oración
preparatoria de la primera semana de los EE de San Ignacio: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente
ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.”
Hoy en el Evangelio, Jesús te propone
que analices dos aspectos de tu vida, aspectos muy concretos que te pueden
llevar a separarte de Dios, o a unirte mucho más a Él.
En primer lugar, el Señor te propone
meditar sobre la generosidad: “El
que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en
lo poco, también es deshonesto en lo mucho.” Las grandes batallas se ganan en lo
pequeño, cuidando los pequeños detalles como decía el Padre Tomás Morales.
El Señor quiere que le seas fiel en
los detalles de cada día (orden, puntualidad, responsabilidad, trabajo,
excelencia…), para un día poderle responder y hacer una ofrenda mayor de
entrega de toda tu vida (en cualquier vocación a la que estés llamado/a).
Observa tu vida, tu día a día, y muéstrale tus miserias, pero también tus
pequeños “éxitos” en cuanto a la generosidad en lo pequeño, suplicándole que
sea Él quien te vaya guiando en este camino de ser santo en los pequeños
detalles del día a día.
En segundo lugar, Jesús habla del
dinero y lo considera como un falso Dios. No es la primera vez que Jesús habla
del dinero y deja claro su visión sobre el mismo. En el relato del joven rico
(Mateo 19, 16-22), ocurre lo siguiente: “Cuando
el joven rico desoye la llamada de Dios porque tenía muchos bienes, comenta
Jesús a sus discípulos: ¡Qué difícil es que los que
tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Los discípulos quedaron sorprendidos.
Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: Es más fácil que un
camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de
Dios. Los discípulos se asombraron aún más y se decían unos a otros: Entonces
¿quién puede salvarse? Jesús, mirándolos fijamente, dice: Para
los hombres es imposible; pero no para Dios, porque para Dios nada hay
imposible.”
Quizás hoy sea un
buen día para testear ante Dios cómo vivo la pobreza, la austeridad, el tanto
en cuanto de san Ignacio (utilizar las cosas tanto en cuanto te ayuden a
alcanzar el fin para el que has sido creado-alabar y servir a Dios). Y
descubrir personalmente, esta realidad de la vida cristiana. Dios te pide, y
nos pide a todos los cristianos caminar por la senda de la pobreza.
PD: si te sobra
tiempo acaba con un diálogo con tu Madre, poniendo en sus manos el día de
mañana y la búsqueda de Dios en lo pequeño. Piensa que somos unos privilegiados
pues llevamos su nombre grabado en nuestro carisma: somos el Movimiento de
Santa María, somos Su movimiento. Estamos en sus manos.