En el día de hoy Jesús nos presenta
la concreción del amor. Una pobre viuda, sin pensión ni seguridades de ahora,
“que pasa necesidad”, entrega “todo lo que tenía para vivir”.
Esto únicamente puede nacer de la
confianza y la fe en Dios. Una fe firme y real que se basa en el amor. Está
convencida de que Dios no la va a abandonar y seguramente no lo haga esperando
nada a cambio de parte de Dios, simplemente le quiere y le entrega lo mejor que
tiene. Para esta viuda Dios no está alejado de su día a día, es capaz de
concretar el amor a Dios en actos. Tiene una relación personal con Dios y esto
hace que le regale todo lo que tiene.
En la oración de hoy os invito a
hablar con Dios sobre qué es lo que yo más quiero y cómo puedo regalárselo.
Seguramente para muchos serán personas, para otros el tiempo, quizás cosas,
proyectos… ¿Cómo podemos hacer para ofrecérselo y regalárselo a Dios? ¿Tenemos
una fe firme y fuerte, una relación personal con Dios que nos provoca realizar
estos regalos de forma natural?
Quizás nuestra fe es mucho más débil
de lo que nos gustaría, por ello vamos a acudir a la Madre, en esta preparación
para la fiesta de la Inmaculada que nos enseñe su Hágase y su Estar.