14 noviembre 2016. Lunes de la XXXIII Semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

1. Nos encontramos en pleno Mes de los Difuntos, todavía conmovidos por la imponente liturgia del día de Todos los Santos y de los Difuntos. Los Novísimos se nos presentan más evidentes. Sigamos profundizando en el hondón del alma, meditando en la muerte, juicio, cielo, infierno. Te comparto de mi libro de J.M. Cabodevilla, 32 de diciembre. La muerte y después de la muerte:
 ¿Y después? Un mendigo le pidió limosna a Talleyrand, diciéndole muy apremiado: “¡Monseñor, tengo que vivir!”. Talleyrand se limitó a ser objetivo: “No veo la necesidad”. ¿Y después? Llega un momento en que todo posible “después” queda abolido. La vida, no obstante, ha sido larga. Han sido muchos años, multiplicados por 365 días; muchos días, multiplicados por 24 horas. Y en una hora se pueden hacer en coche, sin temeridad, 80 kilómetros, se pueden leer con cierto detenimiento las dos cartas de san Pablo a los files de Corinto, los músculos del corazón se contraen y dilatan cuatro mil veces, transcurre medio partido de fútbol y su descanso correspondiente, y más de ocho mil hombres pasan de este mundo al otro. Sin embargo, la vida, al final, resulta harto breve, poco más que un soplo, “poco más que el amor de dos grillos cebolleros o de dos seres humanos” (BAC, Madrid, 1979, p. 54)
Entramos en el sprint final del Año de la Misericordia. En muchos lugares se clausura con una gran celebración.  La oración de mañana puede servirnos de nuevo para evaluar y agradecer por lo recibido.
Y ya, caminando hacia la fiesta de Cristo Rey, en campaña con la Inmaculada.
Nos ponemos en presencia del Señor, “corrigiendo el tiro”, para que nuestro obrar sea transparente, puro…Que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.
2. El amor inicial. La primera lectura nos apremia: “Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior» (Ap 1, 1). Tus primeros Ejercicios, tu primicia, tu estreno, tu ilusión primera…
3. 24 horas, feliz, para Dios. El Salmo 1,1-2.3.4.6 nos estimula a la santidad, plena, alegre: Feliz el hombre que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche.
4. Un medio: la oración audaz y confiada a Cristo, Nuestro Señor: “Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" "Señor, que yo vea otra vez". Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado" (Lc 18,35-43).
TEXTO DE APOYO
Leer el comentario del Evangelio por Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa. Poesía "Heilige Nacht": “Señor, que vea”.

A menudo parecía que mis fuerzas me querían abandonar.
Más todavía, desesperaba de no ver la luz.
Pero entonces, cuando mi corazón estaba sumido en el dolor,
una estrella brillante se levantaba en mi interior.
Me conducía, yo la seguía,
en un primer momento dudando, luego con toda seguridad...
Tenía que disimular lo que vivía en el más profundo hondón de mi alma;
ahora lo puedo proclamar en voz alta: "creo, confieso"...
Señor ¿es posible que se pueda renacer a una vida nueva
después de haber pasado ya la mitad de mis años? (cf Jn 3,4)
Tú lo dices, y en mí se ha verificado tu palabra.
El peso de una larga vida de faltas y sufrimientos
ha caído de mis hombros.
Ah! Ningún corazón es capaz de comprender
lo que tú reservas para los que te aman.
Ahora que te he alcanzado, ya no te dejaré (cf Cant 3,4).
Sea cual fuere el camino que tomará mi vida,
tú estás conmigo (cf. Sal. 22)
Nada me podrá ya separar de tu amor (cf. Rm 8,39).

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