15 noviembre 2016. Martes de la XXXIII semana de T. O. – San Alberto Magno – Puntos de oración

Haremos dos “pasadas” en la oración con este evangelio.
Primera, estudiando el texto. Zaqueo era bajito de alguna manera despreciable para los demás. Muchas veces en su vida habría sufrido la broma (bullying). Pero Jesús, como Dios, no le ha quitado el ojo de encima. Es evidente que Él mismo le está dando la fuerza interior para superar la vergüenza y subirse a un árbol. No sé cómo sería entonces, pero ahora es una acción bien ridícula para una persona adulta. La gracia le sostiene. Jesús, casi siempre quiere que cada uno demos el primer paso y luego Él lo supera. Zaqueo lo da y no solo ve a Jesús, sino que este le mira y le llama por su nombre. Luego se autoinvita a alojarse (¿comer y dormir?) en su casa.
No sigas adelante, contempla, miras y admiras. ¿Lo hará eso con todos o solo en este caso?
Inmenso shock en el interior de Zaqueo. Algo interesado en el tema, ya estaba, pero ahora, la mirada, la llamada, el saber que Jesús quiere algo de él, le afecta hasta el fondo. Ponte en su lugar alégrate con él.
Pensemos ahora en cómo se arroja hacia el bien. De pronto, da la mitad de su dinero y posesiones y promete estudiar si a alguien le ha hecho injusticia para devolverle el cuádruple. Me pongo delante un espejo y me miro a mí mismo. ¿Soy así de contundente en mis relaciones con Jesús o actúo mediocremente? Cuando entiendo que quiere algo de mí, ¿me lanzo de cabeza o a medias, nadando y guardando la ropa? Por contar una cosa pequeña mía: la otra noche tenía ganas de abrir el correo antes de acostarme. Ya había leído algo para la oración del día siguiente. Pero me picaba un gusanillo… Y pensé que no debía abrirlo. Él quería que me fuese a dormir… Esa es una de las pequeñas, pero hay otras muchas que nos pasan a todos. ¿Elijo a Jesús? ¿Lo hago con generosidad? Elegirlo en lo pequeño me prepara para optar por él en lo importante. Señor Jesús: ¡que te elija siempre, empezando por lo pequeño! ¡Con generosidad!
Desde el punto de vista humano y desde la experiencia de mi vida, el que elige a medias sufre a enteras y sufre durante mucho tiempo, por ejemplo, en los temas matrimoniales y familiares. El que no se lanza de cabeza se apunta a un sufrimiento continuo, eso si no se le rompe la pareja o la vida.
También se puede pensar que elige hacerse amigo del “malo”.
Vamos con la segunda pasada. Ahora yo me pongo en lugar de Zaqueo y Jesús me dice a mí las cosas (también se puede pensar que me está contando a mí solo lo que hizo en tiempos). Jesús me mira, me ama, me ve haciendo el ridículo y me sonríe. “Baja que hoy quiero hospedarme en tu casa” ¡Emoción! Quieres hospedarte en mi casa. ¿Qué es eso? ¿Qué esperas de mí? Pero en principio me dices “baja” -Hacerme humilde, bajarme de mis derechos imaginados o reales-.

Todavía son posibles más cosas como ponerse en los zapatos de Jesús y repetir la escena.

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