Hoy es viernes, día dedicado de forma
especial al Corazón de Jesús, con su
carácter de amor reparador,
y apostolado, además 17 de un año que acaba en 17 en el que celebramos el 87
cumpleaños de Abelardo al que vamos a tener muy presente en la oración ya que
el texto del Evangelio del día, que él solía comentarnos con mucha frecuencia y
en Ejercicios, nos va a
servir para que con la
gracia, que se derrama al invocar al Espíritu Santo al comenzar la
oración, mediando nuestra
Madre, va ser como una
ardiente llama u horno encendido, que nos empuje a seguirle.
También se suma que hoy la Iglesia
nos pone a los siete Santos Fundadores de la Orden de los “Servitas” Siervos de
la Virgen María cuyo origen en el s. XIV comenzaron con una vida eremítica, con
particular dedicación al culto de la Virgen y después se dedicaron a predicar.
Siempre los comienzos son en el silencio y oración. También en los Ejercicios
Espirituales, nosotros nos ha ocurrido algo parecido al meditar este Evangelio
del día:
«Jesús llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo: “El que
quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me
siga. Mirad el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida
por mí y el evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el
mundo entero si arruina su vida? ¿O qué podrá das uno para recobrarla? Quien se
avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada,
también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga con la gloria de
su Padre entre los santos ángeles”».
Estas palabras de Jesús en el
Evangelio en el silencio, llegan muy hondo al corazón, son una llamada
irresistible a seguirle. ¡Para cuántos han sido comienzo de una conversión, de
un cambio radical en su vida, de dejarlo todo para seguirle. Es una llamada
irresistible. Nos asustaba lo de la cruz, pero Abelardo nos decía: “Pero no
pienses que si no le sigues, no vas a tener cruz, te la va a quitar; todo
hombre tiene que llevarla por el
pecado”.
Benedicto XVI decía a los jóvenes:
“Queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo a Cristo! Él no quita nada y lo da todo.
No se deja ganar en generosidad, promete la felicidad, es buen pagador y no
puede engañar” y les daba unas recomendaciones: oración-lo que estamos
preparando nosotros ahora-,sacramentos, dirección espiritual, no tener miedo,
no usar sólo el corazón ni sólo la cabeza y disfrutar del camino de la
fidelidad.
Muchos volveremos a este texto en
nuestra oración de mañana, recordando quizá aquella primera vez que estas
palabras penetraron en lo más profundo de nuestro corazón y desde entonces,
envueltos en el amor del
que nos llamó entonaremos un canto de acción de gracias por el don. Como nos
dice el Papa Francisco: ¡Dios mío qué grande eres!, porque me has creado, me
amabas al crear el mundo y lo has re-creado con tu HIJO para re-colocarlo: hace de lo feo
lo bello (de la cruz la salvación), del error lo verdadero, de lo malo lo bueno
(vencer el mal con el bien). Te quiero mucho porque me has dado este don.” Este
don de amor con el que me has llamado. Gracias Señor.
Que sepamos acoger este don todos los días de nuestra vida.
Miremos a María cómo lo acogió y salgamos radiantes de alegría a contarlo: La
alegría del Evangelio que hay que trasmitir y ser testigos.
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“Mi alma tiene sed de ti / de tu
presencia, Señor, / pues de tus manos salí, / todo lo creado me habla de ti. /
Tú me creaste y me elegiste:
/ adentrarme en tu amor, / y no seré feliz / hasta verme abrazada por Ti / ¡Oh
mi Dios, Creador y Padre / gracias! Antes de la creación / me amabas y pensabas
en mí. Amén.