Para orar en este día escogemos unos pensamientos de San Luis María
Grignon de Monfort invitándonos a tener a la Virgen María presente en todas las
acciones del día. Dice este santo que tanto ha influido en la espiritualidad
mariana como camino hacia Cristo: “Todo se resume en obrar siempre: por María,
con María, en María y para María a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo,
con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo”. ¿Qué significa cada una de
estas expresiones?
1. Obrar por María, es decir,
obedecer en todo a María, como hizo Jesús en Nazaret. Dejarse conducir por
Ella: “Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos
del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y
abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar: lo cual se hace
sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu”.
2. Obrar con María. Es hacerlo
todo mirándola a Ella como el modelo de todas las virtudes. Así, en cada acción
he de mirar cómo la haría nuestra Madre la Virgen, si estuviera en mi lugar.
Ayuda para esto meditar en sus grandes virtudes, especialmente su fe viva, su
humildad profunda y su pureza sin igual.
3. Obrar en María. Consiste en
realizar las propias acciones en María. Pedir la gracia de ser acogidos en su
Corazón Inmaculado, santuario de la Santísima Trinidad. Dice san Luis María
Grignon: “es necesario permanecer en el hermoso interior de María con alegría,
descansar allí en paz, apoyarse en él confiadamente, ocultarse allí con seguridad
y perderse en él sin reserva, a fin de que, en este seno virginal... te liberes
de toda turbación, temor y escrúpulo, y te pongas a salvo de todos tus
enemigos: demonio, mundo y pecado, que jamás pudieron entrar en María.
4. Obrar para María: hay que
hacerlo todo para María. Especifica el santo: “No que la tomes por el fin
último de tus servicios, que lo es Jesucristo, sino como fin próximo, ambiente
misterioso y camino fácil para llegar a Él”. Una manifestación de este hacerlo
todo para María es darla a conocer y propagar la verdadera devoción hacia Ella,
seguros de que su misión de Madre es llevar a todos hacia Jesús.
La
conclusión de esta manera de hacer las cosas por, con, en y para María no puede
ser más consoladora:
“No esperar
en recompensa de este humilde servicio sino el honor de pertenecer a tan noble
Princesa y la dicha de vivir unido por medio de Ella a Jesús, su Hijo, con lazo
indisoluble en el tiempo y en la eternidad”.
¡Gloria a
Jesús en María!
¡Gloria a
María en Jesús!
¡Gloria al
solo Dios!