El tema del Evangelio de hoy
corresponde a la narración que nos hace el evangelista san Marcos de la Transfiguración del
Señor en el monte Tabor.
Primer paso para iniciar la oración
de hoy. Me pongo en la presencia de Dios y realizo muy despacio el ofrecimiento
de obras para todo este día. La Virgen María me ayuda a centrarme en este día
que comienza recitando lentamente el Ángelus.
“Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y
a Juan, subió con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos.
Sus vestidos se volvieron
de un blanco deslumbrador…”
Jesús sube, y hace subir a sus
discípulos. También quiere que yo suba con ellos. Me uno a la comitiva. Este
rato de oración es precisamente descubrir a Jesús en el silencio, en la
soledad… para llegar a contemplar a Jesús deslumbrante. ¿Qué nos quiere decir? ¿Qué me
quiere comunicar a mí personalmente?
Nos recuerda san Ignacio, “el que
quiera venir conmigo ha de trabajar conmigo, el que me siga en la pena también
me seguirá en la gloria”. Con esta manifestación de la gloria de Cristo resucitado nos la regalará
si le seguimos en su pasión. Días más tarde comenzaría su pasión y muerte.
A Pedro le encanta este espectáculo
en la cumbre de la montaña. Quiere quedarse allí y Preparar tres tiendas, así
por las buenas en lo alto de la montaña. ¿Has plantado tú alguna vez una tienda
en lo alto de un picacho, en la cumbre de una montaña?
En la montaña se está un rato para
contemplar el panorama. De verdad es magnífico, inimaginable… pero en este caso
se quedaros asustados. Se formó de repente una nube que los cubrió a Jesús, Moisés y
Elías. Y salió una voz de la nube. “Este
es mi Hijo amado; escuchadlo”.
De pronto, al mirar alrededor, no
vieron a nadie más que a Jesús. Vieron a Jesús, el de todos los días al que
acompañan en medio de la sencillez. Pero ¿He tomado nota yo de este momento? Es
muy fácil que se repita alguna vez en mi vida. Subir para contemplar y orar.
Después, bajar a la llanura para comunicar con sencillez lo que he recibido. En
este rato de oración se me comunica la fuerza para seguirle en medio de la prueba…
Que nos preguntemos ¿qué querría
decir aquello de “resucitar de entre los muertos”?
Podemos intentar subir con María a lo
alto de la montaña y encontrarnos con Jesús. Ella es una buena montañera.
Prepárame para subir y para bajar en estos días que nos preparan para la
Cuaresma.