28 febrero 2017. Martes de la octava semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Hoy es el último día anterior a comenzar la cuaresma de este año; te propongo empezar la oración trayendo hacia ti la sagrada humanidad de Jesús. Imagínate a Jesús a tu lado durante este rato de oración. El texto del Evangelio de hoy es una conversación de Jesús con Pedro y los demás apóstoles: “Ya ves que nosotros, lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. A continuación, Jesús se lo agradece y les promete premios y sufrimientos por ello.
Te animo a tener esta misma conversación con Jesús en la oración de hoy; es más, te animo a hacer efectivo este seguimiento de Jesús durante esta cuaresma en el estado en que estés: casado, soltero o consagrado. Vivir los consejos evangélicos, en cierta manera, durante esta cuaresma. En el fondo consiste en vivir de una forma personalizada y consultada con el guía y el director, los votos de pobreza, castidad y obediencia.
POBREZA. – Vivir una cuaresma en pobreza es vivirla desprendidos, es vivirla sin hacer gastos superfluos; es compartir mis bienes con alguien necesitado. Es de alguna manera alegrarse de sentir los efectos de la pobreza. Es vivirla con Jesús en el desierto, donde el Maestro prescinde de todo y no necesita nada. Es importante vivir sin desear nada, sin ansiar las cosas que tienen los demás: para seguir a Jesús no son necesarias las cosas.
CASTIDAD. – Hacer un esfuerzo para vivir en pureza total esta cuaresma nos hará más semejantes a Jesús. La pureza en el obrar, en el hablar y en el pensar nos volverá más libres. La pureza nos hará más niños para acercarnos a Jesús. La impureza nos hace torcer la mirada y no mirar de frente.
OBEDIENCIA.  Seguir a Jesús también consiste en olvidarse de hacer tu voluntad para hacer la del Maestro; pero si nosotros nos marcamos la dirección, no sabemos si hacemos la voluntad de Dios o la mía propia. Por eso es bueno poner la voluntad en manos del director espiritual o del guía y consultar las decisiones que voy a tomar. Lo más seguro es que esta sea la parte más costosa del seguimiento de Jesús, pero también es la que más nos identifica con el Señor.
Es preciso que seas consciente que en nuestra institución llegamos a la santidad a través de las miserias, el “subir-bajando” en que tanto nos insistía Abelardo. Por eso cuando uno se plantea unos objetivos tan elevados, Dios no va a permitir que todo nos salga bien a la primera y por eso los fallos llegarán pronto; pero no hay que desesperarse y siempre que se caiga hay que levantarse. Está claro que el orgullo no es bueno ni siquiera cuando se vive una vida perfecta. La humildad es parte esencial en nuestro programa y por eso las caídas y las miserias son importantes.
Maestro, ¿qué debo hacer para ganar la vida eterna? –Cumple los mandamientos. –Ya los he cumplido desde pequeño. –Pues deja todo y ven y sígueme.

Para terminar ten un coloquio con la Virgen y pídele que te ponga junto a Jesús. Madre, ayúdame que yo solo no puedo.

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