23 febrero 2017. Jueves de la VII semana del Tiempo Ordinario – San Policarpo – Puntos de oración

Con el Salmo del día nos introducimos en la oración de mañana; “su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche”. Tomemos conciencia y sintamos gozo interno de poder meditar y acompasar nuestra vida al calor de la palabra de Dios. Es un verdadero regalo este alimento para la inteligencia, el corazón y el sano vivir. También expresa muy bien que “da fruto en su sazón”  y “cuanto emprende tiene buen fin”. Fruto y buen fin serán dos buenos motivos para iniciar la oración.
La primera lectura del Eclesiástico, intenta el autor, desde varios enfoques, invitarnos a rechazar el pecado. Y hace un diagnóstico de varias excusas que buscamos para instalarnos en él: “con esto me basta”, “¿quién puede dominarme?”, “he pecado, y ¿qué me ha pasado?”. “Es grande su compasión, me perdonará mis muchos pecados”. Pero se trata de cambiar de conducta, CONVERTIRSE. “No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro”.
En este sentido, recuerdo una lectura reciente. Cuenta el autor la reacción, casi instantánea, de su madre ante algún pequeño episodio familiar; “me emocionaba y conmovía oírla decir: Josemari, perdóname por lo de ayer creo que no lo hice bien. Dame un beso y perdona” (LA FE ES SENCILLA. José María Avendaño Perea).
Siguiendo la línea de conversión, en el evangelio, Jesús va a mostrarnos varias actitudes necesarias (aspectos en los que esforzarnos en corregir) y dos invitaciones (a fomentar en positivo).Sobre lo primero debemos cuidar “el escándalo” a los pequeños. Nadie estamos libres del mal ejemplo (aunque sea a veces inconsciente).Será necesario un examen sincero y preguntar a otros, para detectar aspectos que no ayudan de nuestro comportamiento. A continuación habla de que “la mano, tu pie o tu ojo” pueden hacerte caer. Y en los tres casos comenta las consecuencias “ir al fuego que no se apaga”.
Aquí juega un papel importante la conversión. Esta nos saca de cristalizar en situaciones de dependencia, egoísmo, olvido del hermano… que nos llevarían a consecuencias fatales, de infierno, en esta vida y en la futura.
Mejor, vamos a fomentar lo positivo. Lo que da vida a otros y a nuestro corazón. Nos dice Jesús “el que os dé a beber un vaso de agua”. Podemos pensar no como receptores sino como emisores, tenemos que DAR. “Porque seguís al Mesías”. Traducimos; tenemos que dar un vaso de agua a los seguidores de Jesús. Un vaso de consuelo, de ánimo, de escucha, de sufrir sus errores, de pedir por el/ellos, de mandarles un regalo. Seguidor de Jesús es un sacerdote, un religioso, un consagrado o un laico que pueden estar pasando una prueba o la vida les está haciendo grises en el seguimiento.
“Si la sal se vuelve sosa….que no falte la sal entre vosotros”. Que no falte el querer dar sabor, generar reacciones positivas (esto ocurre cuando damos un regalo). Podría ser un enfoque para nuestra vida, pensar: ¿a qué persona puedo regalar hoy algo? ¿Qué sed puedo saciar, qué sabor puedo dar en mi vivir cotidiano?

¡Dios te salve, María! Madre de mi conversión. Ayúdame y alcánzame gracia para conocer mi necesidad de desinstalarme de apegos, dependencias y egoísmos. Ilumina mi caminar para que pueda dar agua de consuelo al que lo necesite, para que con mi actitud dé sabor de ánimos y alegría.

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