Con el Salmo del día
nos introducimos en la oración de mañana; “su gozo es la ley del Señor, y
medita su ley día y noche”. Tomemos
conciencia y sintamos gozo interno de poder meditar y acompasar nuestra vida al
calor de la palabra de Dios. Es un verdadero regalo este alimento para la
inteligencia, el corazón y el sano vivir. También expresa muy bien que “da fruto en su sazón” y “cuanto emprende tiene buen
fin”. Fruto y buen fin serán dos buenos motivos para iniciar la oración.
La primera lectura
del Eclesiástico, intenta el autor, desde varios enfoques, invitarnos a rechazar
el pecado. Y hace un diagnóstico de varias excusas que buscamos para
instalarnos en él: “con esto me basta”, “¿quién puede dominarme?”, “he
pecado, y ¿qué me ha pasado?”. “Es grande su compasión, me perdonará mis muchos
pecados”. Pero se trata de cambiar
de conducta, CONVERTIRSE. “No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de
un día para otro”.
En este sentido,
recuerdo una lectura reciente. Cuenta el autor la reacción, casi instantánea,
de su madre ante algún pequeño episodio familiar; “me emocionaba y conmovía
oírla decir: Josemari, perdóname por lo de ayer creo que no lo hice bien. Dame
un beso y perdona” (LA FE ES SENCILLA. José María Avendaño Perea).
Siguiendo la línea
de conversión, en el evangelio, Jesús va a mostrarnos varias actitudes necesarias
(aspectos en los que esforzarnos en corregir) y dos invitaciones (a fomentar en
positivo).Sobre lo primero debemos cuidar “el escándalo” a los pequeños.
Nadie estamos libres del mal ejemplo (aunque sea a veces inconsciente).Será
necesario un examen sincero y preguntar a otros, para detectar aspectos que no
ayudan de nuestro comportamiento. A continuación habla de que “la mano, tu
pie o tu ojo” pueden hacerte caer. Y en los tres casos comenta las
consecuencias “ir al fuego que no se apaga”.
Aquí juega un papel
importante la conversión. Esta nos saca de cristalizar en situaciones de
dependencia, egoísmo, olvido del hermano… que nos llevarían a consecuencias
fatales, de infierno, en esta vida y en la futura.
Mejor, vamos a
fomentar lo positivo. Lo que da vida a otros y a nuestro corazón. Nos dice
Jesús “el que os dé a beber un vaso de agua”. Podemos pensar no como
receptores sino como emisores, tenemos que DAR. “Porque seguís al Mesías”.
Traducimos; tenemos que dar un vaso de agua a los seguidores de Jesús. Un vaso
de consuelo, de ánimo, de escucha, de sufrir sus errores, de pedir por
el/ellos, de mandarles un regalo. Seguidor de Jesús es un sacerdote, un
religioso, un consagrado o un laico que pueden estar pasando una prueba o la
vida les está haciendo grises en el seguimiento.
“Si la sal se vuelve
sosa….que no falte la sal entre vosotros”. Que no falte el querer dar sabor, generar
reacciones positivas (esto ocurre cuando damos un regalo). Podría ser un
enfoque para nuestra vida, pensar: ¿a qué persona puedo regalar hoy algo? ¿Qué
sed puedo saciar, qué sabor puedo dar en mi vivir cotidiano?
¡Dios te salve, María! Madre de mi
conversión. Ayúdame y alcánzame gracia para conocer mi necesidad de
desinstalarme de apegos, dependencias y egoísmos. Ilumina mi caminar para que
pueda dar agua de consuelo al que lo necesite, para que con mi actitud dé sabor
de ánimos y alegría.