Comenzamos nuestra oración
poniéndonos en la presencia del señor. Le pedimos al espíritu santo que nos
ilumine y a la Virgen que nos ayude a decir que sí como ella hizo.
Hoy en la primera lectura se narra
cómo san Pablo cuando iba predicando fue apedreado y echado de una ciudad y
tras esto volvió a la ciudad junto con el resto de los discípulos. Y luego
cuenta la lectura como visitaba y animaba las distintas comunidades
cristianas. De esta lectura podemos ver como san Pablo ante una gran
dificultad y rechazo, de hecho, lo daban por muerto después de ser apedreado,
vuelve y continúa con su cometido a pesar del dolor, del sufrimiento y del
rechazo. Esto es un reflejo de lo que debería ser hoy nuestra
vida. Hoy gracias a Dios en nuestros ambientes no se apedrea a
nadie, pero sí que todos hemos sufrido o visto otras formas de rechazo ante el
que intenta ayudar, el que intenta enseñar o simplemente el que intenta vivir
su fe. Sin embargo, aunque no nos tiran piedras parece que nos cuesta más que a
san Pablo pasar el trago del sufrimiento y el rechazo e insistir en nuestro
camino. Hoy se nos recuerda que nuestro camino conlleva el sufrimiento, pero un
sufrimiento que salva y santifica ya que simplemente seguimos el camino del que
murió por todos nosotros en una cruz.
Por otro lado, el evangelio nos
cuenta como Jesús les va anunciando a los apóstoles el momento de la despedida.
Me gustaría que nos parásemos en las primeras líneas:
“La paz os dejo,
mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro
corazón ni se acobarde.”
Jesús nos da la paz, pero una paz que
solo Él puede dar y además que busca calmar nuestro corazón para que no dude.
Sin duda Jesús nos está invitando creer a recibir la Fe que nos regala y que no
nos abandona, aunque Él no esté. La Fe que nos tranquiliza y nos da la paz para
afrontar la vida de una forma nueva y renovada. Os invito a que recibáis hoy
esa llamada a creer a recordar estas palabras que Jesús dijo a sus discípulos y
que posteriormente reforzaría con la venida del espíritu santo.
Por último, hoy celebramos la
festividad de San José Obrero. Un santo sencillo que descubrió el camino de la
santidad en el trabajo de carpintero y en la familia de Nazaret. Simplemente
hay que recordar que el trabajo o el estudio todavía para muchos es la tarea a
la que más horas dedicamos a lo largo del día y que es un camino de santidad.
Pidamos a San José su intercesión para que nos ayude a realizar nuestro trabajo
de una manera ejemplar sobre todo en el trato con los demás.
Finalmente no podemos olvidar que hoy
es el primer día de Mayo, el mes de la Virgen. Las tres ideas anteriores se
resumen en ella. María nos enseñó a sufrir y a seguir adelante a pesar del
dolor, también fue la primera en creer, en tener Fe en todo lo que Jesús dijo y
por último fue una madre ejemplar. Simplemente podemos quedarnos con Ella e
intentar imitarla día a día a lo largo de este mes y de los siguientes.
Hoy tener un buen dialogo con María,
hablar con ella y comentarle todos nuestros deseos y propósitos para que este
mes sea un gran regalo para ella.