Paso 1. Haga usted silencio exterior,
deje el móvil apagado (¡ah no! Que estás leyendo ahí estos puntos). Bueno, pues
en modo avión para que le distraiga durante este viaje.
Paso 2. Haga silencio interior: deje
de pensar en todas las cosas que tiene que hacer hoy, porque ahora solo tiene
que hacer una. Póngase a la escucha… ¿Lo oye? De repente, ¡¡¡PAAAAM!!!
¡Explosión! ¿De qué? De alegría, mendrugo. ¡Que seguimos en Pascua!
Pues ale, ya estamos preparados para
la oración de hoy. Empezamos pidiendo al Espíritu Santo que llene nuestro
corazón de alegría, que la sintamos. Seguro que nos quiere conceder el regalo
de llevar esa alegría a los demás en el día de hoy. Le pedimos también que nos
ayude a hacer este rato de oración, que a veces nos cuesta un poco.
Y cuando todo parecía bonito…
problemón. El evangelio de hoy nos relata uno de los pasajes más tristes. Los
seguidores de Jesús, que se habían puesto finos a pan y pescado gracias al
maestro, dicen que en realidad el pavo ese les exige mucho y cogen y se piran
(¿a Narnia?). Nos podemos imaginar la pena que sitió Jesús en su corazón en ese
momento. Entonces, se gira, mira a sus 12 amigos y les dice: Y vosotros,
¿también me vais a abandonar? Ya se podía esperar cualquier cosa… Y Pedro, que
de vez en cuando acierta, está rápido para decir. ¿Con quién vamos a estar
mejor? Puede que hubieran estado pensado en dejarle y llegaron a la conclusión
de que les convenía seguir estando junto al hombre que andaba sobre las aguas y
multiplicaba la comida o puede que a Pedro le saliera del corazón. Cuántas
veces hacemos nosotros cuentas con el Señor ¿eh? Te sigo porque estoy a gusto,
cuando algo me cuesta doy un paso atrás… y así. Como en general nos renta estar
con el Señor, pues aquí seguimos. Hasta que deje de rentar y hagamos como los
del evangelio.
La única forma de perseverar es tener
un encuentro personal con Cristo. La única forma que de verdad vale para
seguirle es hacerlo por amor. Porque hemos conocido el amor que Él nos tiene.
Porque acabamos de recordarlo en Semana Santa y porque estamos en Pascua y lo
de Resucitar mola mucho, así que vamos a pedirle a Dios, hasta el aburrimiento,
que nos haga fieles seguidores suyos. Que ponga tanta alegría en nuestro
corazón que nos sea imposible abandonarle y que otros se encuentren con Él a
través de nosotros.
Que la Virgen nos ayude.