Contemplamos
a Jesús en la Eucaristía.
Vemos cómo el Creador del Universo y de nuestra existencia es un
hombre adulto que da de comer a 5000 personas; luego va caminando por el mar.
Parece ciencia ficción y en cambio es la más tierna realidad.
Pongámonos en postura humilde siendo pequeñitos para que el que
no cabe en nuestra mente quepa en nuestro corazón y nos irradie contagiándolo
de su bondad.
Él nos pide que para hacer sus obras creamos primero en Él;
sintamos su presencia cada día un poco más hondamente, para que vaya formando
parte de nuestra vivencia cotidiana, y pongámonos a la escucha de su palabra
para ver qué necesita de mí hoy y mañana.
Santa María, Madre nuestra, háblanos de Él, llévanos hacia su
palabra.