La primera lectura que hemos
escuchado hoy viene resonando desde el pasado
día miércoles, que es cuando se nos narró el milagro de la curación de este
lisiado de nacimiento… Hoy el hecho llega a su conclusión, dejando marchar
libres a Pedro y Juan, pues no encuentran manera de castigarlos por lo que han
hecho, un milagro patente a los ojos de todo el pueblo…
Tenemos que estar preparados, para que el bien que hacemos o podemos hacer, sea
interpretado mal o no correctamente por quienes no viven, como nosotros
vivimos, o no piensan como nosotros pensamos…
Las palabras de Pedro y Juan son
contundentes: «¿Es justo ante Dios que os
obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no
podemos menos de contar lo que hemos visto y oído». En esto se resume toda la
vida cristiana, en contar lo que hemos visto y oído y nos ha transformado la
vida…
Jesús en el evangelio tiene que
aparecerse en el Cenáculo, donde está reunida la primitiva comunidad para
vencer definitivamente su incredulidad… A partir de esta aparición ya nadie dudará de su Resurrección y,
es más, a la voz del Maestro todos se convertirán en apóstoles del Resucitado,
llevando la buena noticia al mundo entero…
Nosotros que hemos recibido el mensaje,
que estamos viviendo la Pascua de Resurrección de este año 2018, también tenemos que salir a llevar la buena noticia a
todas partes… Tenemos gracia suficiente como para compartirla con todos los que
nos rodean, para hacerles partícipes de nuestro gozo y de nuestra alegría. Por
lo tanto, no podemos quedarnos inmóviles y apáticos o dejar pasar la
oportunidad que se nos ofrece un año más en nuestra vida...