13 abril 2018. Viernes de la II semana de Pascua – Puntos de oración


1.       Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios (EE 46): “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.”
2.       Petición. Pedimos por las intenciones del Papa Francisco en este mes de abril: Por aquellos que tienen una responsabilidad en la economía. Para que los responsables del pensamiento y de la gestión de la economía tengan el coraje de refutar una economía de la exclusión y sepan abrir nuevos caminos o rutas.
3.      Puntos para orar: En la lectura de hoy del libro de los Hechos de los apóstoles vemos a un fariseo llamado Gamaliel, respetado por todo el pueblo, que después de ver el prodigio que ha ocurrido al “escaparse” los apóstoles de la cárcel donde estaban custodiados, se da cuenta de que podría ser la mano de Dios la que está detrás de la naciente Iglesia. Un alma que busca sin prejuicios y que va discerniendo los hechos de los apóstoles buscando en ellos la verdad que le acercará a Dios. Gamaliel fue el maestro de San Pablo en su juventud, como refiere éste después de su conversión. Y podemos meditar en este día el ejemplo de este maestro fariseo, del que no sabemos su postura o su actuación durante el proceso y condena de Jesús ni tampoco cómo fue su vida ni su final, pero que parece que seguía con atención y apertura el nacer de la Iglesia. Y sueltan a los apóstoles, aunque después de azotarlos y conminarlos a guardar silencio. Pero ellos no pueden por menos de seguir hablando y enseñando todo lo que habían visto y oído y el Espíritu Santo les iba recordando.
En este día del tiempo de Pascua podemos hacer la oración leyendo el salmo 26 que nos pone la liturgia para el día de hoy y que seguramente rezaría también el fariseo Gamaliel.
Salmo 26
De David.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca.
Y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.
Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.
Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.
No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

4.       Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con la Virgen. Avemaría o Salve.
5.      Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.
6.      Enlace para descargar: la exhortación Gaudete et exsultate:

Archivo del blog