17 abril 2018. Martes de la III semana de Pascua – Puntos de oración


Lo primero de todo ya lo sabemos: nos ponemos en presencia del Señor. Podemos estar un buen rato si es necesario, pero que entremos en contacto con el Señor. Él está ahí y me ama, quiere entrar en dialogo conmigo.
Lo segundo que os propongo en la oración de hoy es una oración por el padre de Luisma que acaba de fallecer. Recordar a Luisma es una alegría, un goce porque ves a alguien que siempre está preocupado de nosotros y todos sabemos que lo hace con abundancia, es muy generoso. Así es el Señor; te crees que te va a dar una meriendita y te da una gran cena. Desborda de dones y de gracias. Y como Luisma, te lo da alegre, parece que le gusta cuidarnos. Y así es. Su alegría es nuestra alegría. Está contentos viéndonos contentos.
Seguimos con la disponibilidad. Siempre está ahí. Aunque no le veas él está. Notas que ha estado porque ya están todos los paquetes preparados para que subamos al circo, y no salen por generación espontánea. Se ha ido a comprar, ha buscado cosas apetitosas y buenas, de eso doy fe porque he ido con él muchas veces, nos las trae y nos la prepara. Es la cara maternal de quien nos quiere. Los detalles, el tiempo que nos dedica, el buscarnos lo mejor… Ir añadiendo detalles.
La sonrisa. Ya lo dice el evangelio, hay más alegría en dar que en recibir. Y en él se comprueba empíricamente. A mí además me hace alegrarme, porque incluso cuando se te olvida algo, ves que algo que te falta, yo no digo nada y se ofrece a solucionarme el problema y me proporciona lo que me falta. Es otra manera de sonreír.
Y yo me pregunto por qué no vivimos en este ambiente de resurrección, de alegría, de don y de gracia. Pues porque no creemos, no pedimos. ¿No hemos comprobado que, cuando salimos de ruta por la tarde, ya teníamos la merienda preparada? Pues ¡no va el señor a desbordar con sus dones! No le decimos muchas veces anda échanos un batido más. ¿Por qué no confiar en el Señor, Él que se anticipa a la orilla y nos prepara la comida, nos invita a su intimidad?
Vayamos a su encuentro, no tengamos miedo, pidámosle fuerza si no las tenemos o estamos en baja. Si estamos sobrados, que hable el corazón. La boca habla de lo que abunda el corazón. La gente necesita encontrarse con verdaderos cristianos. Alegres, generosos, disponibles, confiados, cariñosos, al quite, desprendidos, apostólicos, …

Archivo del blog