14 junio 2018. Jueves de la X semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Elías debió de ser uno de los primeros corredores de fondo de la historia. Corrió delante del rey Ajab, que iba en carro de caballos, y llegaron a Yezrael a la vez… Eso sí, dice la escritura, que fue con “la fuerza del Señor”. Supongo que hoy lo considerarían como “doping divino”. Pero no, el cristiano no hace trampas en las cosas humanas. Se lo curra como el resto y si quiere ganar algo se entrena. No rehúye la lucha, ni el trabajo, pero sí debe saber reconocer que la fuerza para conseguir sus objetivos viene del Señor. La lluvia caerá sobre Israel no cuando quiera el rey Ajab, sino cuando quiera el Señor
Todos los hombres podemos disfrutar de los bienes que el Señor regala abundantemente. El salmo de hoy se encarga de recordarnos algunos de esos dones, tanto materiales, por ejemplo, los pastos, como espirituales, por ejemplo, la alegría. El cristiano reconoce que Dios es el dador de los bienes y actúa en consecuencia: agradece todo y lo cuida todo. Si tienes la posibilidad de hacer hoy un rato de oración paseando por los campos será un regalo para ti: los trigales y demás cereales son como mares verdes preñados de espigas y grano, las flores llenan de color los parques y jardines, los árboles se balancean al ritmo de los vientos y tormentas de primavera, los vencejos revolotean alegres por las tardes buscando alimento… Explota de vida todo en estos días previos al verano. ¡Oh Dios, tú mereces un himno en Sion!
Este rato de oración, que sea para reconocer los bienes recibidos de Dios, para constatar que toda nuestra fuerza la recibimos de Dios, que los éxitos que conseguimos son de Dios…, que si somos hijos de Dios, es que todos somos hermanos y que no podemos andar con pleitos y con guerras entre nosotros…
Nos avisa Jesús en el evangelio de hoy, que antes de presentarle una ofrenda apañemos nuestras relaciones con los demás. No hay que quedarse parado en la complacencia de la belleza. Precisamente la contemplación de la belleza y de los regalos de Dios nos tiene que llevar a entregarnos más al otro: Olvidándose de uno mismo, acordarse de los demás.
Te resumo:
- Dios da la fuerza
- Dios da la belleza
- Dios da la paz

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