8 junio 2018. Sagrado Corazón de Jesús (Ciclo B) – Puntos de oración

Antes de iniciar nuestro rato de oración, nos ponemos en la presencia del Señor. Hoy es más fácil porque sólo hay que meterse dentro de ese corazón que tanto ha amado.
En el corazón de una persona solemos poner todos los grandes deseos y sobre todo el amor que ponemos hacia los demás. Santa Teresita del Niño Jesús, cuando se planteó que parte del cuerpo de Cristo podría ser ella; en seguida pensó en ser el corazón: “yo seré el amor”.
A través de los textos del evangelio se puede ver que Jesús tenía un corazón muy sensible; su corazón se enternece en numerosas ocasiones. Podemos recordar algunas:
Jesús llora ante la destrucción de la ciudad de Jerusalén: “Cuántas veces he querido reunirte como una gallina reúne a sus polluelos y tú no has querido”.
A Jesús se le enternece el corazón a la vista de las lágrimas de la viuda de Naín y no puede hacer más que resucitar al único hijo de esa buena madre.
En varias parábolas de las que narra Jesús se nota el gran amor que nos tiene y lo expresa con ejemplos: la oveja perdida, el dueño de la viña que manda al final a su hijo y también lo matan, el padre del hijo pródigo.
Ante la muerte de su amigo Lázaro y el dolor de sus hermanas se le encoge el corazón y se echa a llorar.
Ante el joven rico que después de estar dispuesto a todo se echa para atrás y se retira entristecido; seguro que era mucho mayor la tristeza de Jesús.
Te invito a seguir escudriñando los evangelios para encontrar más textos en los que el corazón de Jesús se rompe. Pero el texto más importante es el momento en que el soldado romano rompe con su lanza ese corazón. El corazón de Jesús se abre y derrama con generosidad sus riquezas: sale sangre y agua, pero también sale la Iglesia, salen todos los actos de Amor que se han hecho a Jesús. Salen todos los momentos de perdón de toda la historia. Salen todos los grandes deseos de Jesús y de los hombres que nos han dado fuerzas. Ese Corazón, cuanto más se da, más se quiere derramar.
Acércate y bebe la sangre que nace de ese costado y de esa agua que salta hasta la vida eterna.

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