Haz silencio. Pide al Espíritu Santo
que prepare tu mente y tu corazón para recibir la palabra que hoy te quiere
decir Dios en la oración.
La
primera lectura de este día quedaría muy bien leída con música épica de fondo,
puedes probar. Habla de Elías, un profeta que fue tan importante que llegaron
se llegó a decir que Jesús era él reencarnado. Hizo cosas muy guapas -con la
fuerza de Dios- como resucitar algún muerto, bastante flipante. Pero el salmo
nos pone esta historia en su contexto. Los signos que los profetas y hacían nos
hablan únicamente del poder de Dios. No eran mejores que tu o que yo, pero Dios
los eligió para transmitir su mensaje y ellos fueron sus servidores, sufriendo
mucho, pero reconfortados también con la fuerza sorprendente del Espíritu.
Todos los signos que narra el Antiguo Testamento hablan del poder de Dios, de
su presencia en medio del pueblo. ¿Qué signos de Dios he descubierto en mi vida
durante este curso? Buen momento para pensarlo.
Pide
a Dios Padre que te ayude a ver su paso poderoso por tu vida, en personas y
acontecimientos concretos. Deja que sea Él quien te ilumine y te haga verlo.
Jesús nos dice que sólo hay que pedirlo. Padre, papi, que sienta tu presencia y
tu fuerza en mi vida.
Y sea como sea este rato de oración, termina dando gracias a Dios por
haber estado en su presencia.