22 junio 2018. Viernes de la XI semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


«Atesorad tesoros en el cielo… porque donde está tu tesoro allí está tu corazón»
La reciente exhortación del papa Francisco debe ser motivo de continuo examen para nosotros. La santidad como objetivo de nuestra vida: “sed santos como vuestro Padre celestial es santo”, es presentada como algo asequible en este documento. Dice el papa en el capítulo cuarto que quiere recoger algunas notas que no pueden faltar en nuestra vida cristiana. Supone los medios de santificación ya conocidos como los distintos métodos de oración, los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, la ofrenda de sacrificios, las diversas formas de devoción, la dirección espiritual y tantos otros. Pero considera que ciertas expresiones espirituales nos pueden ayudar en el contexto actual.
Nuestra oración debe suponer como preparación remota estas notas, oramos como vivimos. Vivir centrados en Dios que ama y que sostiene: aguante, paciencia y mansedumbre. Alegría y buen humor: ser cristiano es “gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14, 17) El gozo en el Señor es nuestra fuerza (Cf Neh 8, 10). Audacia y fervor (parresia=empuje evangelizador), los santos nos sorprenden y desinstalan, ellos siempre abren nuevos caminos a la Iglesia. En comunidad, somos Iglesia en toda nuestra vida, nos edificamos mutuamente; la santificación es un camino comunitario. La santidad está hecha de apertura a la trascendencia, que se expresa en la oración y en la adoración. El santo necesita comunicarse con Dios: “no creo en la santidad sin oración, aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos intensos”.
Llevemos este texto del papa Francisco a la oración, a nuestro diálogo con Dios, para que nuestro corazón esté en el cielo que asume toda nuestra existencia, según vivimos cada momento del tiempo atesoramos en el cielo.

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