8/6/2018, Sagrado Corazón de Jesús (Ciclo B)


Lectura de la profecía de Oseas (11, 1b. 3-4. 8c-9)
Esto dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo amé y de Egipto llamé a mi hijo. Era yo quien había criado a Efraín, tomándolo en mis brazos; y no reconocieron que yo los cuidaba. Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me incliné hacia él para de comer. Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas. No actuaré en al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; porque yo soy Dios, y no hombre; santo en medio de vosotros, y no me dejo llevar por la ira».
Salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6)
R. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
«Él es mi Dios y mi Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. 
R.
«Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». 
R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sion porque es grande es en medio de ti el santo de Israel. 
R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3, 8-12. 14-19)
Hermanos: A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado la gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable de Cristo; e iluminar la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los principados y potestades celestes conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él. Por eso doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestro hombre interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.
Lectura del santo evangelio según san Juan (19, 31-37)
Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

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