Para comenzar nuestra oración nos
ponemos en la presencia del señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que
nos ilumine y también podemos pedir la intercesión de algún santo.
Hoy domingo comenzamos el tiempo de
adviento, un tiempo litúrgico muy especial. Ya nos vamos acercando hacia el
final de año y empieza a entrar ese sentimiento de que otro año más se nos va y
la ilusión de principio de curso se va apagando. Frente a esto el adviento nos
presenta una luz, una nueva Vida que viene a iluminar por completo nuestras
vidas. Es un tiempo de recuperar ilusión, de deslumbrarnos por lo que está por
venir y prepararnos para ello.
De las lecturas de hoy podemos extraer
dos claves. Por un lado, vivir revestidos de Jesús. En la carta a los Romanos
se nos invita a dejar de lado las cosas que sobran para poder ser reflejos de
Jesús, vivir mirando hacia él. Por otro lado, estar preparados, pendientes. En
el evangelio se narra la importancia de estar preparados para lo que viene.
Este estar preparados, tiene que nacer desde la ilusión y el cariño, cómo el
que espera a un amigo después de mucho tiempo sin verlo y le prepara una
fiesta, cuida todos los detalles, es puntual, se esfuerza porque todo este al
gusto del amigo. Esta es la actitud que se nos propone vivir hoy.
Con estas dos claves, las lecturas os
invito a disfrutar este primer rato de oración del adviento. Que sea un rato
sencillo, a tú manera y con tus palabras para dar comienzo a este tiempo de
espera y de preparación para la Navidad que comenzamos hoy.
Para acabar nuestro rato de oración hoy
no puede faltar un pequeño coloquio con la Virgen. Ya quedan pocos días para la
gran fiesta de la Inmaculada, que pongamos a sus pies todas nuestras
inquietudes en sus manos y que empecemos de su mano este nuevo tiempo litúrgico
que comenzamos hoy.