14 noviembre 2019. Miércoles de la XXXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Tres frases nos pueden ayudar hoy en nuestra oración. “Al pequeño, por piedad, se le perdona”. “Proteged al desvalido y al huérfano”. “¿No ha vuelto más que este extranjero (samaritano) para dar gloria a Dios?”. Cada una, de cada una de las lecturas de hoy para la misa. Y todas como recogiendo el mismo mensaje del Señor para nosotros. No en lo grande, no en lo llamativo, no en lo que cumple nuestro canon de correcto. No es ahí donde vamos a encontrar a Dios. Es un mensaje que hemos oído muchas veces y que quizá, por eso mismo, pueda parecernos algo desgastado o repetitivo. Pero la insistencia de Dios debe llamarnos a profundizar para redescubrir la verdad de esta llamada. Para volver a recorrer el camino que el Señor nos propone cada vez.
Debemos preguntarnos hoy, ¿por qué aprecia Dios tanto lo pequeño? ¿Desde dónde sigo y encuentro yo mejor al Señor, desde lo pequeño o desde lo grande? Quizá nos ayude revivir la escena de los diez leprosos. Fijarnos de nuevo en sus actitudes, acciones, palabras. La oración es siempre también una invitación a la perseverancia. A volver a la Palabra de Dios una y otra vez, aunque haya sido mil veces oída. En la confianza de que siempre hay algo nuevo que el Señor que nos tiene que decir por medio de ella. En la confianza de que al final siempre habla, y no solo eso, sino que nos transforma y le acompañamos meditando su palabra. Él es Palabra. Y es Palabra que se hizo pequeña para que pudiera ser escuchada. En el pequeño, desvalido, huérfano y samaritano. Acompañémosle hoy un día más.

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