El 22 de noviembre pasado el Señor se ha
llevado a Abelardo.
La oración de hoy es un homenaje a él.
Os propongo una de sus canciones, una imagen y un poco de fantasía.
Él quiso dejarnos hace tiempo, y en
forma de canción, una despedida anticipada, que se ha cumplido fielmente. Es un
pequeño compendio de su mensaje de santidad, que se puede resumir en dos
extremos que Abelardo cantó con maestría: misericordia infinita de Dios, y
manos vacías del hombre.
Aquí tenéis el enlace para poder escuchar
la canción:
https://www.cruzadosdesantamaria.es/cruzados-de-santa-maria/abelardo-de-armas-co-fundador/facetas-de-abelardo/abelardo-despedida/
ADIÓS, YA ME VOY (Abelardo de
Armas)
Adiós, ya me voy,
en el cielo os espero.
Después de todo
nada tengo en mis manos,
muero de amor.
Dios me llama, estoy dispuesto.
Acójame tu ternura, Buen Pastor.
en el cielo os espero.
Después de todo
nada tengo en mis manos,
muero de amor.
Dios me llama, estoy dispuesto.
Acójame tu ternura, Buen Pastor.
Allí verán
mis ojos tu semblante,
y tu sonrisa
se hará cadencia y canto,
yo ya me voy.
Algún día a todos juntos
acójanos tu regazo, Buen Pastor.
mis ojos tu semblante,
y tu sonrisa
se hará cadencia y canto,
yo ya me voy.
Algún día a todos juntos
acójanos tu regazo, Buen Pastor.
Y la imagen son sus manos vacías. Las
manos con que se despidió de este mundo la otra tarde. Así le contemplamos por
última vez. Manos vacías, pero con un Crucifijo y un Rosario, el Señor y su
Madre, sus dos grandes amores.
Cumplía así lo que escribió al final de
otra de sus canciones, que tantas veces hemos escuchado, “Dios de mis manos
vacías”:
Pues en mis manos vacías
puse tu propio dolor,
mis miserias y mi nada,
y Tú pusiste tus llagas.
puse tu propio dolor,
mis miserias y mi nada,
y Tú pusiste tus llagas.
Manos así transformadas
colman todo de Tu amor;
ya no las tengo vacías
las ha llenado mi Dios.
colman todo de Tu amor;
ya no las tengo vacías
las ha llenado mi Dios.
Y termino con un poco de fantasía e
imaginación.
No sé vosotros, pero yo me he imaginado
la entrada de Abelardo en el cielo. A todos los Cruzados, Militantes y miembros
del Movimiento de Santa María nos espera nuestra Madre, ella es la que ha hecho
el milagro de nuestra vocación. Pero el verdadero encuentro será con el Señor.
Me imagino el abrazo prolongado y luego el Señor le dirá: ven Abelardo, cántame
esa canción… o quizás le dirá: recítame esa poesía que me encanta, la de “un gitano
ante el portal de Belén” … Y así se pasarán una eternidad.
Pidamos a nuestra Madre que, igual que
lo hizo con Abelardo, nos haga entrar por estos caminos de santidad: el amor
misericordioso de Dios y la humildad de nuestras manos vacías.