30 noviembre 2019. San Andrés, apóstol – Puntos de oración


Todos los cristianos, de cualquier tiempo, podemos confesar que lo central de nuestra vida es el encuentro con Jesús, que puede tener circunstancias personales distintas, pero en lo sustancial es igual para todos. “En la fe cristiana todo comienza con un encuentro”. A todos nos pasó o nos pasará lo que a Andrés. Un día Cristo Jesús salió a nuestro encuentro y nos pedirá que le sigamos. Y con nuestras manos vacías de nuestro querido Abelardo, le diremos: "aquí estamos, aquí estoy".
El otro día veía la película del Papa Francisco (2015) y en su vida él confiesa abiertamente: “La fe, para mí, nació del encuentro con Jesús. Un encuentro personal, que tocó mi corazón y dio una nueva dirección y un nuevo sentido a mi existencia”. Además, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, insiste: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso”.
Nos pide que le sigamos, que le sigamos. Nada más. Un amigo me decía: "soy un pecador enorme, soy un mierdas, pero sé que Dios me quiere así como soy, y eso me sostiene". A mí, me consuela pensar así, que Dios a pesar de todo me quiere (aunque no lo sienta muchas veces y pues claro que le pido que me lo muestre más). Sin embargo, en y a pesar de todo, Él está. 
Unido a este apartado del Evangelio, Jesús llamó a Simón y Andrés. Les conocía bien, muy bien y aun así les llamó. Si hubo alguien más mediocre que Pedro, si hubo alguien más cobarde que los apóstoles...esos somos nosotros y esos fueron ellos. Ojalá le pidamos hoy seguirle siempre, aunque pongamos resistencias, que al final le sigamos donde nos lleve, donde Él nos quiera.

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