Para comenzar nuestra oración nos
ponemos en la presencia del Señor, le pedimos luz al Espíritu Santo para que
nos ilumine y nos ayude a seguir creciendo en esta relación de amistad que es
la oración. Hoy especialmente, después de celebrar ayer la fiesta de
pentecostés, le pedimos que nos ayude a acoger esos dones que nos regala.
Hoy empezamos un nuevo ves poniendo a
María otra vez como modelo, celebrando la fiesta de María madre de la Iglesia.
Esta es una fiesta muy entrañable ya que celebramos que María nos acoge, a toda
la iglesia, como hijos suyos. De aquí podemos sacar la primera idea para la
oración de hoy, la acogida. María nos acoge de manera maternal, a nosotros hoy
igual que a Juan. Nos recibe como somos, sin prejuicios, sin intereses y sin
dudar. Ella sabe que la necesitamos y por eso vuelve a entregarse un poquito
más. Os propongo imaginaros los, meteos en la escena, los primeros días de
María con san Juan, los primeros abrazos, miradas, gestos de cariño. ¿Cómo
sería? Intentemos hoy acercarnos un poco a ese ejemplo de acogida, que es
María.
Y en segundo lugar, que intentemos
reflejar ese ejemplo de la Virgen en nuestra vida. ¿Cómo acogemos a nuestros
hermanos? En casa, en el trabajo, en la universidad, en la calle, en todos los
ámbitos. En este tiempo en el que tenemos mil preocupaciones, ya sea por
trabajo o estudio o por la situación global que vivimos, ¿seguimos acogiendo? O
estamos más pendientes de nosotros mismos. En el evangelio, se narra el momento
en el que María recibe a Juan como hijo, en el calvario, en medio del dolor
justo antes de ver a su hijo morir y a pesar de toda esa situación, acoge y
recibe a Juan. Y con Juan, a cada uno de nosotros, a ti incluido.
Finalmente, al final de nuestro rato de
oración compartir con Ella nuestras inquietudes de la oración. Hablad con Ella,
que es nuestra madre, y contadle vuestros deseos y propósitos para este mes o
simplemente vuestro afecto, con toda vuestra confianza.