1/6/2020, Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia


Lectura del libro del Génesis (3, 9-15. 20)
El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón». A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará». A Adán le dijo: «Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás». Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Salmo responsorial (Sal 87. 1-2.3 y 5. 6-7)
R. Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios.
Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sion
a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! 
R.
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes han nacido allí». 
R.
Se dirá de Sion: «Uno por uno, todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». 
R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Este ha nacido allí». R.
Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti». R.
Lectura del santo evangelio según san Juan (19, 25-27)
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

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