Si san Pablo nos viera hoy, también
diría: “Sois en todo extremadamente religiosos”. La religión que más se
practica hoy en día es la búsqueda de nuestra propia comodidad. Cada día es un
ritual donde damos culto a nuestro “Yo”.
También hoy tenemos una estatua al dios
desconocido. Un dios que no conocemos ni nos esforzamos por conocer. Un dios
que no estorba, porque no quita ni aporta nada en mi vida, más bien está por si
"alguna vez" llegáramos a necesitar de Él.
Nos han hablado muchas veces de este
“dios desconocido”, pero nuestra actitud siempre nos lleva a decir: “De eso te
oiremos hablar en otra ocasión”, pues nos parece una fantasía aquel que es
capaz de devolvernos a la verdadera vida.
Jesús es consciente que aún nos quedan
muchas cosas por conocer de Él, pero es paciente y aguarda una apertura sincera
de nuestro corazón hacia su mensaje.
Pidamos al Señor que deje de ser un
“dios desconocido” en nuestra vida.
Dejemos que nuestra madre la Virgen sea
quien nos hable de su Hijo resucitado para mejor conocerle, seguirle y amarle.