Vivir para el Padre. Jesús es el camino
al Padre, Él nos lo ha dado a conocer y nos lleva a vivir en comunión con Él.
Es la obra conjunta del Hijo y del Espíritu Santo. Respecto al Espíritu Santo
san Pablo nos dice que clama en nuestro interior diciendo “Abba, Padre”.
Los domingos pasados hemos considerado
los misterios de la Santísima Trinidad y del Cuerpo y Sangre de Jesucristo. La
imagen de la Trinidad de la ermita de Erga muestra magistralmente la unión de
estos misterios enseñándonos gráficamente la unidad de Dios y el don que nos
hace de la Eucaristía.
En la unidad del amor de Dios
celebraremos el viernes la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Todos estos
misterios de nuestra fe nos hacen recordar la celebración del misterio Pascual
de forma distinta para reforzar nuestra vida cristiana.
Hoy el evangelio nos invita a renovar
tres acciones de la vida cristiana fundamentales que nos purifican para vivir
de cara al “Padre que ve en lo secreto”. «¿Quién puede considerarse cristiano
sin estas tres cosas: limosna, oración y ayuno?» (Tertuliano). Si, la comunión
con la Trinidad exige una actitud de vida que se puede resumir en estas tres
palabras y que cada uno vive de acuerdo con las propias inspiraciones y
posibilidades.
En la oración de hoy podemos adorar al
Padre por el Hijo en el Espíritu Santo (es la dinámica propia de la gracia de
Cristo) pidiendo luz y fuerza para realizar el camino cristiano.