19 junio 2020. Sagrado Corazón de Jesús – Puntos de oración


1. El Señor te ha elegido por el amor que te tiene (Deut 7, 6)
No por lo que tengo o hago, sino por lo que soy, su hijo, ¡y basta! Ya puedo dar vueltas y devanarme los sesos con preguntas, aquí está todo. Él me ha elegido, se ha enamorado de mí, y no que queda otra que devolver amor, amor con amor se paga. Sólo quiero lo que Él quiere, no tengo “cuidado ni oficio, sólo amar es mi ejercicio”.
Estos días hemos visto en nuestro Hogar algunos capítulos de la superproducción de cine sobre la Biblia y realmente impacta el encuentro de Moisés con Yahvé y su convicción plena de ha sido elegido para conducir el pueblo “consagrado al Señor”
Y lo que el Pueblo de Israel vivió es prefiguración de la Iglesia y de cada uno de nosotros, iglesia en pequeño.
Gracias, mi Dios, por elegirme, primero por darme la posibilidad de vivir, luego por ser tu hijo, cristiano, ungido, “elegido” para la selección mundial del amor total, sin límites.
2. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero (1 Jn 4, 7)
Dice el refrán que “el amor siempre se adelanta” y aquí el AMOR se adelantó. A mí me encanta el término “primerear” de la primera exhortación apostólica Evangelium gaudium o La alegría del Evangelio (2013), del papa Francisco con el significado de ‘tomar la iniciativa’, ‘adelantarse’, en la tarea evangelizadora y de apostolado que a todos nos toca desempeñar en el mundo actual.
Él, nuestro Padre Dios, nos “primereó” nos amó primero. Lo demás, viene como consecuencia. Lo acabamos de celebrar en esta entrañable cadena de fiestas de amor: Pentecostés, Santísima Trinidad, Corpus, Corazón de Jesús. ¿Os acordáis aquella atrevida definición de Benedicto XVI sobre la Eucaristía y “fisión nuclear acaecida en los más íntimo de nuestro ser”? Una comunión con Dios que nos transforma y que transforma el mundo. La victoria sobre la muerte, el triunfo del Amor sobre las bajezas del mundo, la alabanza a un Dios que nos creó por Amor y nos sostiene por Amor"
Toda deriva del primer amor. Mil gracias, Señor, haz que te primereemos como Tú.
3. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso Mt 11, 25-30
¡Qué atrevido, Señor! Hoy se estila decir “no soy ejemplo de nada ni de nadie”, pero Tú te pones como ejemplo y modelo, como el mejor predicador, porque de tu dicho a tu hecho no hay ningún trecho, porque eres la coherencia total. ¡Cuánto necesito de tu sencillez, de tu “andar es verdad que es la humildad”, de tu mansedumbre, de tu ternura, de tu misericordia, de tu amor, de Ti. Sin duda que todo lo viste en tu madre, desde antes de nacer, desde la Visitación, desde su magníficat, desde su olvido de sí, desde su “prisa por subir a la montaña para servir”. Sí, Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón como el tuyo y como el de nuestra Madre.
Palabra del papa Francisco:
La invitación del Señor es sorprendente: llama para que lo sigan a personas sencillas y sobrecargadas por una vida difícil, llama para que lo sigan personas que tienen tantas necesidades y les promete que en Él encontrarán descanso y alivio. La invitación está dirigida de manera imperativa: «venid a mí», «tomad mi yugo», «aprended de mí». ¡Ojalá todos los líderes del mundo pudieran decir lo mismo! (Vaticano, 14 de septiembre de 2016).

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