Hemos tenido un mes cargado de
solemnidades y fiestas, desde la Pascua, con la Resurrección, foco de nuestra
salvación, la Ascensión, Pentecostés con la venida del Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, la fiesta del viernes
del Corazón de Jesús, el sábado Corazón Inmaculado de la Virgen, …
Quizá haciendo un recorrido, y donde
encuentre lo que voy buscando me detengo, sin tener prisa por seguir adelante
pus no el mucho saber o corres harta y satisface el ánima sino el gustar de las
cosas internamente. Este último es un peligro en la oración que hay que
evitar,; pensamos que debemos estar recorriendo los puntos que hemos
preparado, que nos han dado, leído, etc. y a lo mejor nos quita de lo mejor,
poner amor, sentir el amor que Dios me prodiga en la oración, que está más
interesado en llegar a mi corazón y poseerle, y a lo mejor no le dejo entra
porque tengo que recorrer… y no me doy cuenta de que la oración la va
haciendo él si le dejo, como decía santa M. Maravillas: “Si tú le dejas”
o como dice la canción que cantan en el Caminito: “Si tú le dejas, que
bien lo hará, Dios es mi Padre, qué feliz soy, soy hijo suyo, hijo de Dios.
¿Para qué son estas fiestas y
solemnidades que nos pone la liturgia en este tiempo Pascual y a lo largo del
todo año, sino para sentir cuánto nos ama y que sintamos su amor? ¡Cuánto nos
ama! Y lo vemos en cualquier texto del Evangelio que leamos.
Hasta en el Antiguo Testamento las
lecturas de estos días del libro de los Reyes vemos las trastadas que
continuamente le están haciendo reyes del pueblo que se había escogido y a
pesar de todo sigue queriéndolo y amándolo y por los profetas le dice que está
enamorado de él. También tú y yo somos el nuevo pueblo que formamos por el
bautismo que hemos recibido que nos ha incorporado a su reino como hijos y está
enamorado de cada uno. No te sorprendas, Dios te ama así, no te des vueltas a
la cabeza pensando cómo puedes amarle a Él, pues quisieras y son buenos deseos
devolverle algo de tanto amor que vuelca en ti, mira que Él puede y quiere y
realiza tus deseos. Por tanto, toda oración debía ser dejarse amar por Él, está
deseando tomar posesión de ti. ¡Ay, si tú le dejas!
Por lo menos en este día para empezar y
si ya lo haces, sumérgete en Él como Sor Isabel de la Trinidad, Teresa del Niño
Jesús, Santa Teresa, san Agustín y todos los santos lo han hecho.
Empezarás a no juzgar, ver la viga en tu
ojo y sacar la mota del ojo de tu hermano porque eres espejo que refleja
siempre al que contempla y tu vida cambiará a tu hermano.
Os recomiendo, para terminar la carta 1ª
del apóstol san Juan 4,7-16 descubrirás cómo debes dejarte amar, porque Dios es
Amor. Donde nos muestra el amor de Dios enviando a su Hijo, y los que
permanecen en el amor del hijo, este Hijo, los une al Padre y quieren que estén
con él: “Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en
él. Dios es amor, y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en
él”.
Inmaculado Corazón de María que nos
dejemos amar como tú, su sierva lo supiste hacer por el Espíritu Santo.