25 junio 2020. Jueves de la XII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


“El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca”.
La única roca de nuestra vida es el Señor, su amor por nosotros. Creer esto es edificar la casa sobre roca, sobre un fundamento que no se hunde nunca.
Nuestro fundamento es el amor del Señor por nosotros, en eso está nuestra confianza. Para continuar con este mes dedicado al Corazón de Jesús compartimos esta meditación de Abelardo que habla precisamente de esta confianza en al amor de Dios por nosotros.
Oración de la Confianza al Corazón de Jesús, del P. Charmot.
“Corazón de Jesús, en Ti confío. De tu Corazón, espero torrentes de gracia y de misericordia. La fuerza para cumplir todas tus voluntades sobre mí, y la realización de todos tus designios sobre mi vida. Puedo perderlo todo, aun la gracia; pero: ¡jamás hasta la muerte, perderé esta confianza!”
Confianza hasta la audacia. Fijémonos, porque esto es una oración de la confianza, hasta la audacia, sin límites: Puedo perderlo todo, aun la gracia; pero: ¡jamás hasta la muerte, perderé esta confianza! Podríamos añadir: “Porque es en Ti y no en mis fuerzas, en lo que tengo fe”. Es que debo de creer que Dios me ama, y no que soy yo el que arrebato el Corazón de Dios porque le amo.
Es en Ti y no en mis fuerzas en lo que tengo fe, y es imposible esperar demasiado de Tu Corazón. No quiero apoyarme ni en mis virtudes, ni en tus dones mismos.
Unos dirán: “Mi confianza es la paternidad de Dios”. Otros, “mi confianza es mi oración perseverante”. Otros aun, “mi confianza, es mi confianza misma”. Para mí, mi confianza es todo eso, y algo más sólido aun: Mi confianza es Tu Corazón; ahí está toda mi confianza.
Un Corazón como el Tuyo no puede decepcionar a nadie, ni al más criminal. Y si todo se derrumba para mí y en mí, Tu Corazón permanecerá para mí, inmutablemente, aunque todo se derrumbe.
Creo en tu amor para conmigo, por eso es por lo que en Ti confío, Corazón de Jesús, porque creo en Tu amor para conmigo y aunque se derrumbe todo, tu Corazón permanecerá inmutable para mí. El Corazón abierto de Jesús crucificado.
En mi miseria, mi confianza es tu Corazón divinamente rico en méritos. En mi debilidad, mi confianza es tu Corazón todopoderoso y liberal. En mis pecados, mi confianza es tu Corazón infinitamente misericordioso. En mi egoísmo, mi confianza es tu Corazón ardiente de amor hasta la locura de la cruz. En mi oración, mi confianza es tu Corazón desbordante de ternura filial hacia el Padre. En mi caridad, mi confianza es tu Corazón lleno de tu Espíritu de Amor. En mi celo, mi confianza es tu Corazón devorado por el deseo de redimir las almas por tu preciosa Sangre, y en Él estoy seguro de encontrar todo lo que le falta al mío: la semejanza con tu Corazón.
Y con el Corazón de Nuestra Madre Inmaculada, la redención de las almas, la reparación de todas las ofensas, y la mayor Gloria de la Santísima Trinidad en la que quiero solamente y eternamente, por tu Corazón abierto, vivir y morir. Así sea. (Cor Iesu).

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