12 octubre 2020, bienaventurada Virgen María del Pilar – Puntos de oración

Hoy se celebra una fiesta de la Virgen para nosotros muy importante, la Virgen del Pilar. Hoy se celebra también la fiesta de la Hispanidad. Es un día para estar inmersos en el gozo y la alegría de vivir bajo el manto protector de la Virgen. Para piropear durante todo el día a la Virgen, con obras y palabras. Haciendo en cada momento la voluntad de Dios.

Siendo esta festividad de tanta relevancia, por motivos de la pandemia, no habrá celebraciones por las calles, ni las famosas ofrendas forales. Sin embargo, habrá ofrendas telemáticas y en la web. Nosotros también tenemos la oportunidad de ofrecer un montón de flores espirituales y de pequeños sacrificios por la conversión de las almas y de la vuelta de España a sus raíces cristianas.

Para la composición de lugar, nos podemos situar ante la Virgen que se alza y afirma sobre la columna, afirmando y sosteniendo en la fe a Santiago. Y quizás para muchos de nosotros también nos será más fácil acercarnos a la Virgen de Gredos, escondida en la granítica roca, en donde tantas veces nos hemos visto reconfortados, ayudados o llamados. Desde ahí hemos podido sentir nuestra pequeñez, en esas tardes silenciosas, ante la grandeza imponente del Circo de Gredos. Uno se siente muy pequeño, pero como llevado en brazos de gigante. Uno se siente muy miserable, pero confortado por una madre misericordiosa. ¡Qué momentos tan deliciosos! Firmes en la fe a pesar de nuestras debilidades. Así se encontraría Santiago. Así se encontrarían los apóstoles reunidos y reconfortados por María en Jerusalén, como nos dice la primera lectura. Volvieron a Jerusalén tras la ascensión. Volvieron a la comunidad. Volvieron a cobijarse bajo el manto de la Virgen. Perseveraban en la oración, bajo su mirada maternal. Ella sostuvo la fe de los primeros apóstoles.

El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida, ¿Quién me hará temblar? nos dice el Salmo, y la Virgen nos lo recuerda al oído esta mañana, delicadamente, susurrándonoslo.  Estar muy atentos a la oración para escuchar. La fe nos llega por el oído. Escuchar la palabra del Señor es la clave de la lectura de hoy. De ahí nace nuestra dicha, de escucharla y ponerla en práctica, Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Hoy como los apóstoles hagamos la oración junto a la Virgen, ella es la Bienaventurada por excelencia, ella ha acogido la palabra y la ha hecho vida. Que llevemos vida divina a todos aquellos que están cerca de nosotros.

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