Mañana celebramos el domingo mundial de las misiones bajo el lema: “Aquí estoy, envíame”. El evangelio de hoy nos habla de confesar a Jesús delante de los hombres; este evangelio era para los primeros cristianos motivo de valentía para dar testimonio constante venciendo toda dificultad. Ciertamente debemos dar ese testimonio pues es la esencia de la Iglesia que está en el mundo para ser sacramento de la gracia de Cristo. El Espíritu Santo alienta constantemente este testimonio de los cristianos.
Un día pues para orar por la misión. Orar por los
misioneros; orar por que todo bautizado viva en estado de misión; pedir la
intercesión de la Virgen María para que la misión este siempre presente en
nuestros horizontes.
Uno de los testimonios que este año se proponen desde
las Obras Misionales Pontificias es de un sacerdote amigo, Alfonso, que entrega
su vida en la selva peruana. Es bueno poner cara a la obra de la Iglesia en
tierras lejanas. Nuestra oración por aquellos que han estado a nuestro lado y
entregan su vida en primera línea.
Los misioneros hacen realmente admirable el Nombre de
Dios en toda la tierra; podemos orar con el salmo 8 desde esta perspectiva.
Dios nos toma y nos envía; que misterio tan grande: admiración, asombro,
gratitud. ¡Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para
darle poder!
Santa María de la Evangelización, ruega por nosotros.