20 octubre 2020, martes de la XXIX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

En la sociedad actual donde todo es instantáneo, el Señor nos pide esperar.

Donde la comodidad parece una necesidad, el Señor nos pide que nos ciñamos la cintura.

Donde la moral actual parece estar en penumbras, el Señor nos pide que mantengamos encendidas las lámparas…

Qué difícil se nos hace la espera cuando no sabemos el día ni la hora… La gran dificultad no está en ceñirse la cintura o en tener encendida la vela, sino en perseverar…

Reflexionemos brevemente que puede implicar en nuestra vida el perseverar:

  • Permanecer cuando todos se han ido, y solo quedo yo.
  • Confiar a pesar de que todo parece decirte: “estoy equivocado”.
  • Asumir que el Señor no llega como y cuando yo quiero.
  • Buscar ayuda cuando veo que yo solo no puedo.
  • No querer ser el protagonista: no es a mí mismo a quien estoy esperando.
  • Mantener la lámpara, aunque sea de día.
  • Seguir haciendo las cosas bien, aunque nadie me vea ni me lo agradezca.
  • Seguir trabajando, aunque no vea los frutos, ni sea yo quien los recoja.
  • Ser consciente de la vocación para la que fui llamado. Y por ello, saberme capacitado por el Señor para realizarla
  • No echar la vista atrás a las renuncias; sino a todo lo bueno que he recibido y todo lo bueno que está por llegar. Ser agradecido…

¿Qué opinas sobre la perseverancia? ¿Por qué es tan difícil perseverar en la espera a nuestro Señor? ¿Qué ejemplos de perseverancia encuentras en tu vida? ¿Crees que les merece la pena el perseverar? ¿Qué pensarías si es el Señor quien te espera con la cintura ceñida y la lámpara encendida? ¿Merece la pena que el Señor nos espere?

Pidamos a nuestra Madre, la Virgen, la gracia de la perseverancia hasta el final de nuestras vidas. Que sea Ella quien mantenga el ritmo de nuestra espera. Amén.

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