¿Es lícito curar los sábados o no?
Un día más, en este evangelio, asoma la
distinta postura de Jesús y los fariseos sobre el sábado, el día del descanso
de Dios y de los hombres, según la tradición judía. Para los fariseos lo
principal es cumplir la ley, que, entre otras prohibiciones, no permitía curar
en sábado. La ley por encima de curar a una persona.
Para Jesús, antes que la ley está la
persona humana. Para él no hay una posible ley divina, ni una ley humana que no
permita curar en sábado, que no permita amar a una persona necesitada. Si se
puede rescatar a un burro o a un buey caídos en un pozo, cómo no se va a poder
curar a un enfermo en sábado.
Siempre que vemos en el evangelio este
asunto del sábado, a toda velocidad nos ponemos a lado de Jesús. Pero cabe
preguntarnos si en nuestra vida real es así. Si lo primero para nosotros es el amor,
el amor al hermano, como lo fue para Jesús, y si no caemos en el legalismo de
cumplir alguna ley y dejar tirado al hermano necesitado. El amor es lo primero
y principal. Esta es nuestra ley suprema, la ley de Cristo.
¿Vivo así mi vida cristiana, laboral, de
estudiante? ¿Es esto el pilar fundamental en mi vida? Pidamos al Espíritu Santo
que nos invada de Amor por Dios y los hombres para llegar y alcanzar a vivir
así.
¡Amor a Dios y a los hombres!