En este día de los Santos Ángeles Custodios, me gustaría compartir con vosotros unas palabras de nuestro querido Papa Francisco, las cuales nos dedicó un día como hoy de hace seis años… Las he leído y ponderado, y creo que pueden hacernos un gran bien a todos si las oramos... Vamos con ellas.
“El ángel
custodio existe, no es una doctrina fantasiosa, sino un compañero que Dios nos
ha puesto en el camino de nuestra vida.
“Todos
nosotros, según la tradición de la Iglesia, tenemos un ángel con nosotros, que
nos custodia, nos hace sentir las cosas. Cuántas veces hemos escuchado: ‘Pero
esto debería ser así, esto no va, debes estar atento: ¡tantas veces! Es la voz
de nuestro compañero de viaje. Estar seguros de que él nos llevará hasta el
final de nuestra vida con sus consejos..., y por eso dar escucha a su voz, no
rebelarnos. Porque la rebelión, las ganas de ser independiente, es una cosa que
todos nosotros tenemos; es la soberbia, la que tuvo nuestro padre Adán en el
Paraíso terrenal: la misma. No te rebeles: sigue sus consejos.
“Nadie camina
solo y ninguno de nosotros debe pensar que está solo” porque “este
compañero dijo el Papa está siempre…
“Y cuando
nosotros NO queremos escuchar su consejo, escuchar su voz, es como decirle:
‘¡Pero, vete, vete!’. Echar al compañero del camino es peligroso, porque ningún
hombre, ninguna mujer puede aconsejarse a sí mismo… Yo puedo aconsejar a otro,
pero no puedo aconsejarme a mí mismo… Está el Espíritu Santo que me aconseja,
está el ángel que me aconseja. Por eso tenemos necesidad. Esta no es una
doctrina sobre los ángeles un poco fantasiosa: no, es realidad. Lo que Jesús,
lo que Dios ha dicho: ‘Yo envío un ángel ante ti para custodiarte, para
acompañarte en el camino, para que no te equivoques…
El Papa
Francisco concluyó su homilía diciendo:
“Yo, hoy,
haría la pregunta: ¿cómo es mi relación con el ángel custodio? ¿Lo escucho? ¿Le
digo buen día, a la mañana? ¿Le digo: ‘custódiame durante el sueño? ¿Hablo con
él? ¿Le pido consejo? Él está a mi lado.
Esta pregunta podemos responderla hoy, cada uno de nosotros: ¿Cómo es mi relación con este ángel que el Señor ha enviado para custodiarme y acompañarme en el camino, y que ve siempre el Rostro del Padre que está en los cielos?”