Me pongo en presencia de Dios, invoco
a Espíritu Santo y preparo su fiesta
Pedro sabía que el Maestro sentía
especial cariño hacia otro discípulo, destacado por su fidelidad, su amor, su
capacidad de reconocer a Jesús. Por eso no entendía por qué se le confiaba a él
la misión de conducir la Iglesia, y preguntaba: ¿Qué hay de este? Jesús
respondió ¿Qué te importa a ti? Así nos invita a dejar de lado
las vanidades, las comparaciones, las necesidades de reconocimiento. Se trata
de servir con la propia misión. El discípulo amado recibió una misión que no
tiene que ver con el poder, sino con la verdad que permanece. Él nos dejó su
enseñanza y su testimonio en el cuarto evangelio. Ojalá cada uno de nosotros se
preocupara más por dar testimonio de Jesús que por las vanidades y deseos de
ser más que otros.
Mañana la Iglesia celebra la Solemnidad
de Pentecostés y el día de la Acción Católica y Apostolado Seglar, bajo el
lema “Discípulos misioneros de Cristo, Iglesia en el
mundo”.La Jornada nos invita a sembrar la Palabra de Dios para
ser promotores del diálogo en la sociedad y constructores de la civilización
del Amor. De esta manera, podremos transmitir los valores y actitudes que
contribuyan a construir un mundo más justo y fraterno.
Pentecostés es la fiesta de la
transformación. El viento y el fuego provocan la transformación de los
discípulos. La fuerza del Espíritu es imparable. Hoy quiere vivir, quedarse,
actuar con nosotros. Quizá debemos comenzar desde el principio otra vez. Estar,
como los discípulos, reunidos en comunión, para que se pueda dar el
acontecimiento de Pentecostés. Reunidos en comunión para recibir la paz del
Señor. En comunión también para manifestar la alegría profunda de nuestros
corazones
La paz, los dones, la fuerza del
Espíritu…, los recibimos para que se conviertan en nuestra labor.
Manifestaremos así la diversidad de los dones recibidos y la tarea común de
todos los bautizados. Seremos diversos y viviremos en comunión. Nos
convertiremos en comunidad misionera. Todo en la alegría de la fiesta, porque
Jesús no nos reprocha nuestras muchas limitaciones, sino que nos regala ánimo,
fuerza, ilusión. La tarea que nos brinda es grande. La llevamos a cabo con la
fuerza del Espíritu. Nosotros solos podemos hacer muy poco. Nuestra comunión es
unión al Espíritu Santo y a los hermanos.
Estamos dentro del mes de mayo. Que
María nos alcance las gracias necesarias.
Madre
Auxiliadora
Reina
Inmaculada
Admirable
“María es madre de Dios para
alcanzarlo todo, y madre de los hombres para concederlo todo”.