25 mayo 2018. Viernes de la VII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración


Estamos en el mes de María y me voy a permitir plantear la oración desde un evangelio mariano en lugar de tomar el del día.
¿Yo soy discípulo de Jesús? Seguro que sí, malo, incoherente… pero lo soy
¿Yo soy amado de Jesús? Sí, muchísimo, dudo que sea posible amarme más.
Entonces puedo volver a leer Jn 19, 26 e interpretarlo pensando en este discípulo y amado que soy yo.
Jn 19,26: Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”
Esto es lo importante, ahora podemos hacer algunas interpretaciones.
En aquellos instantes, Jesús, como Dios, sí que me ve y me lo dice. María era un ser mortal y, salvo gracia de Dios, no me ve. Luego llegaría al cielo y sería otra cosa. Ahora, en el 2018, sí me ve (creo que también por gracia, pero otra distinta).
Hay algunas cosas que uno tiene muy dentro y solo las dice en el “lecho de la muerte” Seguramente las más duras y las que tiene más profundas. Así sale esta frase. Ahora pierde Jesús ser el hijo único de María. Es como el que al morir le pide a su madre que adopte otro para que sea su hijo, o mejor dos, o muchos, o todos. Esta fue la última recomendación que dio Jesús antes de morir.
La salvación va para todos los hombres e incluso los que no le han conocido, pero este regalo y el de la Eucaristía, está dirigido solo a los católicos y a algunos cristianos.
Pensemos ahora en Juan, ¿qué siente? ¿Cómo reacciona?
No sé las costumbres de la época y menos aún cómo pasó en realidad, pero cuando mi madre carnal estaba viva, o ella venía a la cama a darme un beso antes de dormir, o iba yo a la suya (según su salud y ancianidad). La contaba mis cosas… y supongo que Juan…
Y ahora en este discípulo amado. ¿Qué siento? ¿Cómo reacciono? ¿Qué la cuento? ¿Qué sería darla un beso al entrar en casa o al salir o antes de dormir? ¿Tengo más detalles con mi madre de la tierra que con María? A lo mejor no tengo suficientes con alguna de ellas o con las dos.
Pensemos ahora lo que siente y hace la Virgen. Supongo que se da un “susto existencial” Ya quería a los discípulos. Los quería mucho. Pero considerarlos como hijos, pensar y sentir que son sus hijos… He aquí la esclava del Señor. Hágase…
Puedes considerar otros muchos aspectos de cómo los ejerció María, de cómo lo ejerce en la actualidad. Sobre mi forma de vivirlo.
También puede ponerte en el punto de vista de Jesús o del Padre y sobre todo pedir algo, ser conscientes de esta realidad. Agradecer este detalle de Jesús y María…

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