26 mayo 2018. Sábado de la VII semana de Tiempo Ordinario – San Felipe Neri – Puntos de oración


Primero nos ponemos en presencia de Dios pidiendo ayuda al Espíritu Santo y haciendo la oración preparatoria, que es pedir gracia a Dios nuestro Señor para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.
San Felipe Neri es el santo de la alegría de la caridad, y del amor a los niños y jóvenes. Su gran amor no le cabía en el pecho. Gran hombre de oración (solía pasar la noche rezando y contemplando el crucifijo) y de acción. Al conocer a San Ignacio quiso ir a evangelizar la India, pero finalmente se quedó en Roma y por eso fue llamado: “El apóstol de Roma”. Tuvo grandes experiencias místicas que intentaba ocultar con bromas y payasadas y con su carácter alegre y dicharachero. En una de esas experiencias pidiendo los dones del Espíritu Santo, se inflamó del gran amor de Dios y se le agrandó el corazón, teniendo dos costillas arqueadas para que cupiese. También Nuestra Madre se le apareció sanándolo de una afección de vesícula.
Cuando evangelizaba por las calles de Roma y hablaba un rato con las personas solía decir: “amigo ¿y cuándo vamos a empezar a ser mejores? O sed buenos si podéis, no siempre se puede, pero hay que intentarlo”.
Las lecturas de hoy las vivió este santo.
El apóstol Santiago nos hace una exhortación a la fuerza de la oración y de la fe. Nos dice que hay que rezar en el sufrimiento, cantar en la alegría, pedir ayuda en la enfermedad, tanto corporal como espiritual y confiar y tener fe en Dios y en los hermanos. La oración de los hermanos y de los sacerdotes nos sana.  Nos hacemos humildes confesando nuestras debilidades y rezando unos por otros.
El Salmo nos sigue transmitiendo la misma idea- Orar al Padre suplicándole que nos escuche en la persecución y pedirle ayuda para que no nos aliemos con los malvados. Para que sepamos callar y para que sepamos decir, que nuestros labios sirvan para bendecir y alabar o corregir, pero todo con amor.
El evangelio, uno de los más bellos, está enmarcado entre el segundo anuncio de la pasión y el tercero. Jesús, unos versículos atrás, ya les ha dicho a los apóstoles cómo se tienen que comportar con los niños, pero ellos parecen no entenderlo. Siguen con su mentalidad. Tenemos que ver los gestos maternales de Jesús (Que los niños se acerquen, para abrazarlos para bendecirlos para decirles que son amados, deseados por Dios, que a sus ojos son preciosos). Cuanto más pequeños somos más cerca estamos del corazón de nuestros padres, más cerca de su reino porque el reino de una persona siempre es el corazón; ante Dios siempre somos pequeños, igual que ante unos padres siempre sus hijos son pequeños, aunque sólo sea por la diferencia de edad. Cuando nos relacionamos desde nuestra debilidad con Dios entra luz entra paz, nuestras debilidades son como grietas por las que entra la luz y el amor de Dios. En nuestra debilidad experimentamos el amor de Dios ese amor de Padre y ese amor es su reino. Jesús en la cruz le dijo a su padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, era hijo era pequeño y débil se acercaba a su padre se ponía en sus manos amorosas Dios siempre es cercano siempre está esperando a que nos acerquemos a Él.
En Deuteronomio, Capitulo 8 versículo 7, dice Dios: no te he elegido por ser el pueblo más fuerte o más numeroso; eres el más pequeño el más débil porque así puedo manifestarte más mi amor. Pues eso es lo que hace cuando nos hacemos niños y nos acercamos a Él.
Terminamos con un coloquio con La Madre.

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