· Continuamos profundizando en el sentido de la Pascua: Vida eterna, vida
inmortal, bienes eternos.
Te propongo que la oración preparatoria
la hagas con la oración de la eucaristía: “…nos has engendrado a la vida
eterna, nos has hecho capaces de la vida inmortal, danos tu ayuda para
conseguir los bienes eternos”. Que con ella consigas abrir un
horizonte de Dios en tu corazón para que todo este momento de oración, y la
oración de cada momento del día, sean momentos de paz
· Nos vamos preparando para la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.
Primera lectura.
Mira como Pablo se deja guiar por el
Espíritu en cada momento. No es Pablo mismo quien decide donde ir, con quien
ir, como ir. Se lo sugiere el Espíritu, a veces se lo ordena, y les marca el
camino. “Ven a Macedonia y ayúdanos… e inmediatamente decidimos salir para
Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el evangelio”.
En el mes de mayo la figura de la Virgen
María nos muestra que en su vida esto fue así, y por tanto debe serlo en la
vida de cada uno de nosotros, de cada cristiano. María se fía de Dios y de su
Palabra, está habituada a vivir en la entrega confiada de la voluntad de Dios y
así irá deslizando su vida bajo una total aceptación de la providencia de Dios.
· Seguimos profundizando en la amistad con el Señor: Yo os he escogido (Jn
15)
No es algo del pasado. Tenemos que saber
que esta palabra se pronuncia hoy sobre ti: “te he escogido”. Disfrútala. Esta
elección del Señor nos lleva a una relación de amistad. Así como con tu mejor
amigo deseas estar, compartir, vivir, disfrutar, reír y llorar juntos, así el
señor nos invita a compartir su vida, también a ser odiados y perseguidos cómo
Él lo fue. Somos invitados a configurarnos con Él y ver que todo nos
ocurre “a causa de su nombre”.
Vida eterna, presencia del Espíritu
Santo, amistad con el Señor, los tres polos de la oración de hoy.