7 mayo 2018. Lunes de la VI semana de Pascua – Puntos de oración


Muy queridos todos, el tiempo de Pascua está tocando a su fin… El próximo domingo celebraremos la Ascensión del Señor, y hay algo que se nos va tras de Él, sin querer..., queriendo...; y es que estamos hechos para la Vida Eterna, para ese ya nunca jamás sufrimiento..., ni dolor..., ni muerte… ¡La Vida Eterna! ¡Con solo pronunciar estas tres palabras todo se nos conmueve en nosotros, y nos impele a un suspirar profundo..., para poder contener las lágrimas que nos brotan del corazón…
Jesucristo en el Evangelio de este día nos dice dos cosas importantes, la primera es consoladora, y la segunda es preocupante..., pero gloriosa… Vamos hoy a profundizar en nuestra oración personal sobre ello, sobre esas dos realidades profetizadas y realizadas en la vida de todo cristiano…
La primera es que se nos promete la asistencia del Paráclito, el Abogado ante el Padre. el enviado por el Hijo… ¡El Paráclito! ¿Qué lugar ocupa el Espíritu Santo en nuestra oración..., en nuestra vida..., en todo lo que somos y hacemos...? Preguntémonos como actualizamos su presencia en nosotros..., y que nivel de intimidad tenemos con El… Creo que un cristiano, una cristiana, no deberían vivir sin su presencia en sus vidas, sin la súplica constante a Él en sus labios, sin la constatación de su obra en nosotros… ¡Preparemos nuestra oración con su súplica, realicemos nuestra oración con su presencia, y gocémonos con su actuación en ella…! ¡Ven, ven, Espíritu de Vida, Consolador Incomparable y Fuerza de mi alma...! ¡Sin tu Divino Impulso nada hay puro en nosotros, pobres de todo bien…! ¡Oh Señor y Dios nuestro, compadécete y envíanos pronto el Espíritu que nos cobije..., nos consuele…, y nos ayude…! ¡Sin El nada podemos hacer y nada somos...!
Y la segunda cosa que se nos decía, y que nosotros, anunciábamos como preocupante, es al mismo tiempo también gloriosa..., y esta es, que todos nosotros sufriremos persecución por causa de la justicia, es decir por la santidad de nuestras vidas… ¡No, nos escandalicemos! ¡No volvamos nuestro rostro hacia otra parte...! ¡Tengamos el valor de decir sí a Cristo, y esto hasta las últimas consecuencias..., y comprendamos entonces, que quien nos puede causar semejante dolor, es porque no ha conocido ni amado a Jesucristo, ni al Padre…
Seremos excomulgados, de esa sinagoga, que es la vida social en la que nos movemos, pertenecemos, y somos...; y cuando se haga esto, se pensará incluso que con ello se está haciendo un bien social… ¿Estamos preparados para ese momento…? ¿Lo deseamos...? ¿Nos ha ocurrido ya...? Si el Espíritu Santo desciende sobre nosotros como Jesucristo nos lo ha prometido, esto ocurrirá inexorablemente…, pues nunca han sido compatibles la luz y las tinieblas..., la verdad y la mentira..., el bien y el mal… ¡Magnífica señal, será entonces, de que hemos resucitado con Cristo, muriendo al hombre viejo y reviviendo con Cristo a una Vida Nueva, su Evangelio...!
¡Recordemos, cuando esto suceda..., que Él ya nos lo había predicho..., anunciado…, profetizado...; y entonces tendremos la seguridad de que estamos en el Camino..., en la Verdad, y en la Vida, que es Jesucristo...!

Archivo del blog