6 mayo 2018. Domingo VI de Pascua (Ciclo B) – Puntos de oración


Que todas mis acciones, intenciones y operaciones, sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina Majestad.
La alegría desbordante de la Pascua continúa llamando a nuestro corazón de creyentes. El mes de mayo, el mes de la Virgen, llena de flores nuestra existencia filial. Somos hijos de Dios, y encima, ¡tenemos una Madre!
Decía el convertido John Henry Newman:
Lo que quiero decir, es que los hombres que llevan una vida de creyentes perciben de vez en cuando las verdades que todavía no habían visto, o sobre las cuales su atención jamás había sido atraída. Y de repente, se elevan hacia ellos como una llamada irresistible. Sin embargo, se trata de verdades que comprometen nuestro deber, que toman el valor de preceptos y que exigen la obediencia. Es de esta manera, o por medio de otras formas, que Cristo nos llama ahora. No hay nada milagroso o extraordinario en esta manera de hacer. Cristo actúa por medio de nuestras facultades naturales y de las circunstancias mismas de la vida.
Hoy las lecturas iluminan alguna de estas verdades fundamentales de nuestra fe, que por ser fundamentales y haber sido oídas mil veces, han perdido la fuerza y la novedad para nosotros. El pecado del cristiano es domesticar la fe…
Si te ayuda, a continuación, tienes recogidas unas pocas de esas verdades. ¿Tu vida aterriza en la actualidad en alguna de ellas?
·         …pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú» (1ª lectura).
·         El Señor revela a las naciones su salvación (Salmo).
·         En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados (2ª lectura).
·         …dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor (Evangelio).
·         Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud (Evangelio).
·         Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Evangelio).
El Evangelio admite explicaciones y comentarios, pero la oración es hacer carne de nuestra carne la Palabra de Dios. Por tanto, aquí terminan los puntos de hoy. Aquí comienza mi diálogo personal y único con Cristo. Él desea hablarme, hablarnos, con una palabra única y personal hoy. Hagamos espacio en nuestro interior para acoger su presencia de resucitada en nuestras vidas.
Madre, tus ojos para mirarle, tus labios para besarle, tu corazón para amarle…
Termino la oración con un coloquio íntimo con Cristo resucitado…, dejando que el gozo de la Resurrección se cuele en mi vida, ilumine nuestras pescas y nuestras vidas…

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