Que todas mis acciones, intenciones y
operaciones, sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su Divina
Majestad.
La alegría desbordante de la Pascua
continúa llamando a nuestro corazón de creyentes. El mes de mayo, el mes de la
Virgen, llena de flores nuestra existencia filial. Somos hijos de Dios, y
encima, ¡tenemos una Madre!
Decía el convertido John Henry
Newman:
Lo que quiero decir, es que
los hombres que llevan una vida de creyentes perciben de vez en cuando las
verdades que todavía no habían visto, o sobre las cuales su atención jamás
había sido atraída. Y de repente, se elevan hacia ellos como una llamada
irresistible. Sin embargo, se trata de verdades que comprometen nuestro deber,
que toman el valor de preceptos y que exigen la obediencia. Es de esta manera,
o por medio de otras formas, que Cristo nos llama ahora. No hay nada milagroso
o extraordinario en esta manera de hacer. Cristo actúa por medio de nuestras
facultades naturales y de las circunstancias mismas de la vida.
Hoy las lecturas iluminan alguna de
estas verdades fundamentales de nuestra fe, que por ser fundamentales y haber
sido oídas mil veces, han perdido la fuerza y la novedad para nosotros. El
pecado del cristiano es domesticar la fe…
Si te ayuda, a continuación, tienes
recogidas unas pocas de esas verdades. ¿Tu vida aterriza en la actualidad en
alguna de ellas?
· …pero Pedro
lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú» (1ª
lectura).
· El Señor
revela a las naciones su salvación (Salmo).
· En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados (2ª
lectura).
· …dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado,
así os he amado yo; permaneced en mi amor (Evangelio).
· Os he hablado de esto para que mi alegría esté en
vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud (Evangelio).
· Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo
os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Evangelio).
El Evangelio admite explicaciones y
comentarios, pero la oración es hacer carne de nuestra carne la Palabra de
Dios. Por tanto, aquí terminan los puntos de hoy. Aquí comienza mi diálogo
personal y único con Cristo. Él desea hablarme, hablarnos, con una palabra
única y personal hoy. Hagamos espacio en nuestro interior para acoger su
presencia de resucitada en nuestras vidas.
Madre, tus ojos para mirarle, tus
labios para besarle, tu corazón para amarle…
Termino la oración con un coloquio
íntimo con Cristo resucitado…, dejando que el gozo de la Resurrección se cuele
en mi vida, ilumine nuestras pescas y nuestras vidas…