San Pablo intercede por la Iglesia de
su tiempo pidiendo que Dios, nuestro Padre, la fortalezca por medio del
Espíritu Santo.
Una vez más, San Pablo hace
referencia al amor como origen y cimientos de un encuentro personal con Cristo.
Comprender el amor de Cristo, dará plenitud a nuestro espíritu.
· ¿Cómo me ama Cristo?
· ¿Cómo ama Cristo a mi prójimo?
· ¿Cómo quiere Cristo que ame a mi prójimo?
· ¿Cómo quiere Cristo que ame a Dios?
· ¿Cómo quiere Cristo que me ame a mí mismo?
San Pablo nos invita a confiar en la
acción salvífica de Dios en nosotros y ENTRE nosotros.
Dios se vale de ti y de mí para que
otras personas tengan un encuentro vivencial con Él.
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El fuego es un símbolo de pureza.
Jesús viene a purificar el mundo, iluminándolo con su Palabra y su vida. Para ello
es necesario paciencia, esperar a los momentos que Dios tiene para cada uno de
nosotros. El bautismo que Jesús tanto anhela es su propia Pasión, el sacrificio
por toda la humanidad.
Las divisiones suponen el buscar
desprenderse de todo aquello que nos impide seguir a Cristo incondicionalmente.
“Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de
Dios” (Lc 9,62)
· ¿Qué me separa de Cristo? ¿Qué pongo en mi vida antes que
Cristo?
