31 octubre 2018. Miércoles de la XXX semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración


El Espíritu Santo hoy, en la antesala de la gran fiesta de todos los santos, nos estimula a vivir en obediencia de unos para con otros “como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere… como quien sirve al Señor y no a hombres” (escribe san Pablo en Efesios). Palabras que suponen una novedad de vida, todo un programa que tiene su sentido si queremos seguir de cerca y por amor a este gran Dios y Señor nuestro, Jesucristo, que se hizo siervo de todos y pasó haciendo el bien.
Podemos reflexionar: ¿Me gusta servir, hacerme servidor de aquellos con los que convivo? O ¿me retraigo y pongo por delante mi edad y mis derechos? Este es el termómetro de la santidad realista. El evangelio nos anima en este camino, cuando ensalza a los últimos, que serán primeros.
La pregunta por la salvación de los demás, del mundo, de nuestras familias y amigos, es una pregunta llena de sentido. Es lógico que, viendo lo que nos toca ver, preguntemos por la salvación del mundo. A una joven carmelita, hace unos días, un familiar le preguntaba por su comida. Y al saber que ayunaba, extrañado le preguntó que por qué, qué celebraban para ayunar un día cualquiera de octubre. Y su respuesta convencida e inmediata fue: “Hay muchas almas que salvar”.
Jesús nos invita a la fidelidad, a la paciencia y a la perseverancia. Y, a ejemplo de la carmelita, a la intercesión mediante la oración y los pequeños sacrificios. Es el mensaje de Fátima y la espiritualidad de santa Teresita, que el Padre quería que hiciésemos vida propia.
Ojalá la Virgen nos alcance esta gracia de llegar a ser “santos de la puerta de al lado”.

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