La oración es Luz en la búsqueda del
hombre. Levadura que fermenta la masa de nuestro ser y de nuestra vida.
Me pongo en presencia de Dios en este
sábado que dedicamos a María la madre de Jesús.
Cómo recuerdo esas misas de Santa María
en la Iglesia de San José. Caminaba andando desde la calle Écija a la seis
treinta de la mañana por las calles del centro de Madrid. Allí nos dábamos cita
muchos jóvenes. Qué distinto cuando unos íbamos a Misa y otros venían de sus
diversiones nocturnas.
Qué alegría sentíamos cuando, con ese
frío, en pleno mes de enero, bajando la Gran Vía a cero grados, íbamos camino
de nuestro Hogar para desayunar en compañía de amigos y seguir compartiendo una
reunión llena de vida.
Acerquémonos, por tanto, confiadamente
al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una
ayuda oportuna.
Al leer la lectura sentía la alegría
interior. El evangelio nos dice que Jesús comía con los pecadores.
Jesús siempre estaba enseñando. Dios se
acerca a la historia de los hombres para decirnos por donde tenemos que caminar
y qué hemos de hacer para crecer en la vida y dejar crecer a los demás. “Al
pasar”, yendo de camino, Jesús le ofrece su amistad a Leví, un hombre mal
visto, considerado enemigo del pueblo judío, que recogía impuestos para el
Imperio Romano. A ese (y a ti y a mí) Jesús le dice: “sígueme”. ¡Qué vería Leví
en Jesús, que al instante lo dejó todo y lo siguió! Y es que Él ha venido a
salvar, a curar, no a condenar. Y para ello ha de estar cerca de todos,
sentarse a su mesa, compartir su vida. No ha venido a “llamar a los justos,
sino a los pecadores”. ¿Te sientes llamado por el Señor?
Qué bien podemos pasarlo en este rato de
oración. ¿Por qué voy yo al médico cuando estoy mal?
El domingo visitaba con un grupo de
amigos el Santuario del Cerro de los Ángeles para ganar el Jubileo en este año
dedicado al Corazón de Jesús. Luego visitamos el convento donde está enterrada
Santa Maravillas. La guía que nos enseñó el museo consiguió contagiarnos su
amor por Santa Maravillas. Y una de los visitantes le dijo a la guía: ¿Por
qué hablas con tanto entusiasmo y alegría? Nos dijo que ella le debe
la fe a Santa Maravillas, y que ahora ofrece su servicio por el bien recibido.
Jesús, ¿qué siento yo cuando me siento a
comer con gente más humilde que yo? No he venido a llamar a los justos
sino a los pecadores. Entre ellos me encuentro yo.
¿Cómo me he sentido en este rato de
oración? ¿Todavía brilla en mí la luz de Jesús que vino al mundo el 24 de
diciembre?